Imagino que mucha gente recordará a Aznar diciendo en 2010 o 2011 con su habitual facundia que el PP es incompatible con la corrupción. El contenido de veracidad de tal aserto era más o menos el mismo que cuando aseguraba que en el Irak había armas de destrucción masiva.
Dos mentiras como pianos dichas por quien sabía muy bien lo que decía.
En el PP no hay sino corrupción y la banda de ladrones y forajidos que
lo componen ha arruinado el país a base de robar. En el Irak no había
armas de destrucción masiva, pero la intervención de este personaje sin
principios ni moral fue la causa política indirecta de cientos de miles
de muertos. Hoy el tal Aznar es un hombre próspero, que ha acumulado una
considerable fortuna, producto de sus desvelos y sacrificios por la
Patria, de la que no deja de hablar.
Veintitrés
de los treinta y cuatro ministros del mismo individuo están salpicados
en diversos grados por esa corrupción que era incompatible con el PP. Y
quien quiera ver alguno de los rostros más conocidos de ese gatuperio de
sinvergüenzas que es la Gürtel solo tiene que visualizar el vídeo de la
inenarrable boda de la hija del mismo Aznar en El Escorial. Un Aznar,
antaño irrefrenable parlanchín, que lleva meses en un silencio de
cartujo.
El
tiempo está encargándose de poner a cada cual en su sitio que, en el
caso de los ladrones del PP, según se ve, es el trullo, en el que ya
entran por docenas. Seguirán haciéndolo en los próximos tiempos y ya
veremos en donde paran por último el señor Aznar y su sucesor, el señor
Rajoy, reconocido cobrador de sobresueldos de procedencia dudosa y
beneficiario de dádivas de los ladrones de la Gürtel parecidos a los que
recibía su amigo Francisco Camps, otro presunto ladrón de la cruz a la
calva.
Por supuesto, todos estos ladrones y sinvergüenzas son gente de orden, bien trajeada y defensora del orden constituido. Todos ellos predican los valores de la civilización cristiana, van a misa y son muy amigos de los curas, esa otra agrupación sistemáticamente dedicada a vivir a cuenta de los demás mientras les predican patrañas sobre la otra vida. Van a procesiones, condecoran trozos de palo a los que llaman vírgenes y se preocupan porque los niños sean adoctrinados en sus supersticiones. Y todos, también, defienden el credo de la libre iniciativa sin regular en el mercado y la necesidad de expoliar todo lo público y privatizarlo para beneficio de sus parientes, amigos y enchufados. Lo llaman liberalismo y contratan esbirros en los medios de comunicación (también pagados con dinero de todos) para que lo prediquen a berridos mientras difaman las alternativas. Por eso se han puesto de nombre Partido Popular, como un banco.
Por supuesto, todos estos ladrones y sinvergüenzas son gente de orden, bien trajeada y defensora del orden constituido. Todos ellos predican los valores de la civilización cristiana, van a misa y son muy amigos de los curas, esa otra agrupación sistemáticamente dedicada a vivir a cuenta de los demás mientras les predican patrañas sobre la otra vida. Van a procesiones, condecoran trozos de palo a los que llaman vírgenes y se preocupan porque los niños sean adoctrinados en sus supersticiones. Y todos, también, defienden el credo de la libre iniciativa sin regular en el mercado y la necesidad de expoliar todo lo público y privatizarlo para beneficio de sus parientes, amigos y enchufados. Lo llaman liberalismo y contratan esbirros en los medios de comunicación (también pagados con dinero de todos) para que lo prediquen a berridos mientras difaman las alternativas. Por eso se han puesto de nombre Partido Popular, como un banco.
Imagino
que mucha gente recordará también cómo, cuando comenzaron a aflorar los
casos de corrupción, en 2009, ¡hace ya siete años!, Rajoy reunió a la
plana mayor de esta asociación de malhechores para proclamar que no se
trataba de una trama del PP, sino de una trama contra el PP. Por que sí era una trama del PP, un partido cuajado de chorizos.
Después de esta foto, vinieron los SMS a Bárcenas-Luis-sé-fuerte, la
sistemática obstrucciòn a la justicia hasta culminar con la destrucción
de los discos duros de Bárcenas, prueba procesal imprescindible y por la
cual está imputado hoy todo el PP como persona jurídica.
¿Alguien
cree que hay un solo país en el mundo en el que el partido del gobierno
esté imputado en un proceso penal y pueda seguir gobernando? ¿Un
partido con todos sus tesoreros también imputados, un montón de
dirigentes y cargos en la cárcel por ladrones, administrando los
recursos públicos? ¿Un partido cuyo presidente, y presidente del
gobierno, que lleva cuatro años mintiendo y está acusado de cobros
irregulares, presentándose a las elecciones como si no pasara nada?
¿Nadie
ve que esto es un disparate inimaginable, solo posible en un lugar en
que las normas más alementales de la moral no existen? Pues, sí, según
parece, nadie. Y menos que nadie una oposición que en estos años de
latrocinio generalizado ha seguido haciendo el juego a la banda de
malhechores como si fueran un partido de verdad y un gobierno y un
parlamento y no lo que son.
En
cualquier otro lugar civilizado del planeta esta gente estaría toda
procesada, empezando por el presidente, el partido ilegalizado y
disuelto y convocadas nuevas elecciones para que la gente pudiera elegir
políticos menos sinvergüenzas.
¡Ah, pero esto es España! Una "gran nación", según el Sobresueldos.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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