De acuerdo con el centro de investigación, en la encuesta realizada entre el 20 y el 26 de septiembre de 2021, con la participación de 6.485 personas, la gran mayoría afirmó que “ha escuchado a su pastor, sacerdote, rabino o imán alentar a las personas a vacunarse”.
Según Pew, el 39% de los feligreses explicaron que han sido alentados a vacunarse y solo el 5% dijo lo contrario. Mientras que una pequeña mayoría de fieles dijeron que no han escuchado a sus líderes religiosos decir mucho sobre las vacunas.
La investigación además detalla que, entre los adultos estadounidenses en general no existe un consenso claro sobre si los lugares de culto han tenido un impacto positivo o negativo en la respuesta por parte de los estadounidense a la pandemia.
Sin embargo, lo que sí apunta el documento es que “existe un grado relativamente alto de confianza en el clero para dar consejos sobre las vacunas contra el coronavirus”, seis de cada 10 feligreses (o el 61%) dicen confiar en sus líderes religiosos para que les brinden una guía confiable acerca del tema.
Según el centro de estudio, la cifra es “prácticamente idéntica a la proporción de personas que expresa confianza en los funcionarios de salud pública”, como los de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), para brindar una orientación fiable sobre las vacunas COVID-19.
Por otra parte, los encuestados expresaron más confianza sobre este tema en su clero que en los funcionarios electos del Estado, los funcionarios electos locales o los medios de comunicación.
Entre las opciones presentadas por la encuesta, solo los médicos de atención primaria (84%) se ubican por encima del clero (61%) en la proporción de feligreses estadounidenses que tienen al menos “una buena cantidad” de confianza en cada grupo para brindar orientación sobre las vacunas.
La encuesta revela que una proporción cada vez mayor de estadounidenses asiste ahora a los servicios religiosos en persona. Un 26% en septiembre de 2021, frente al 13% en julio de 2020.
El clero ha respondido de diferentes maneras al brote de COVID-19, que comenzó en los Estados Unidos a principios de 2020. En varios puntos de la pandemia, algunos líderes religiosos se han negado a limitar la asistencia o a hacer cumplir otras restricciones de salud pública en sus lugares de culto.
Al mismo tiempo, otros miembros del clero han fomentado la vacunación e incluso han alojado centros de vacunación en sus iglesias u otras instalaciones.
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