Solamente el 31% de los habitantes rusos se encuentran completamente vacunados y apenas un 34% se han puesto, al menos, una dosis, según cifras de Our World in Data de la Universidad de Oxford.
Rusia apenas ha inoculado a una tercera parte del país. Pero la principal clave para entender lo que está pasando en Rusia no tiene que ver con la falta de vacunas, sino con la resistencia de la gente a vacunarse.
En una encuesta realizada el pasado 20 de agosto, más de la mitad (el 54%) de los consultados dijo que no se pondría la vacuna si no es obligatoria. Solo un 38% aseguró que sí lo haría, y el resto, no lo tenía claro.
“Mucha gente dice que no está lista para vacunarse porque no confía en la forma como se diseñó la Sputnik V. Ellos están extremadamente molestos por la falta de información acerca de cómo se hizo, cuáles fueron sus efectos secundarios, cuánta gente enfermó, cuán severa o suave fue la enfermedad, cuántos de los vacunados fueron hospitalizados...”, ha dicho Alexandra Arkhipova, investigadora principal del Instituto de Ciencias Sociales de la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administración Pública, en una entrevista en la BBC.
Ante una una población que no tiende a creer en las vacunas, muchas personas no tienen conocimiento sobre las enfermedades y su propio cuerpo. “Muchas personas no entienden lo que es un virus, cómo opera y entra en el cuerpo, o qué son los anticuerpos. Por ello, una persona así tiene una reducida capacidad crítica en relación con cualquier planteamiento ”, dijo Arkhipova.
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