En los últimos meses, sin embargo, asiste a un fenómeno que los libros de historia económica ya creían descartado: la escasez de materias primas. Sencillamente, hay desabastecimiento de muchos productos que forman parte de la cadena de producción de las industrias que posteriormente exportan sus bienes al extranjero. Mucho se ha hablado de los microchips, pero también faltan otros productos menos ‘glamurosos’, como cartón para embalajes, madera o algunos metales. El resultado es que las empresas tienen que competir por estos bienes escasos, lo que genera una espiral alcista en los precios.
La 'Encuesta de coyuntura de la exportación', que elabora trimestralmente el Ministerio de Industria, muestra el impacto que está provocando el desabastecimiento sobre los costes del sector. Casi el 80% de las empresas exportadoras reconoce tener problemas con el incremento de los precios.
Nunca antes, en los 10 años de historia de esta encuesta, se había registrado tal porcentaje de empresas sufriendo problemas por la evolución de los precios. Y eso que se trata de los datos de la encuesta correspondiente al tercer trimestre del año, esto es, entrevistas que se realizaron a finales de agosto y durante el mes de septiembre. En las tres últimas semanas, las tensiones de precios incluso se han incrementado, por lo que es posible que los datos sigan empeorando.
Lo que muestra esta encuesta es que el problema de los precios de los bienes intermedios está generalizado, de modo que afecta a casi la totalidad de las empresas exportadoras. Al inicio del año, menos del 40% expresaba tener dificultades derivadas de la evolución de los precios intermedios. Este porcentaje se ha duplicado en apenas unos meses como consecuencia del rápido incremento en los costes.
En el último año, el precio de los bienes intermedios de la industria se ha disparado un 16%, con datos hasta agosto, según los datos del INE. Se trata de una cifra nunca vista que duplica los registros de los años de la burbuja inmobiliaria. De hecho, la subida de los bienes intermedios multiplica por cuatro la inflación del IPC general y por 16 la del IPC sin energía. Esto es, las empresas están sufriendo una inflación muy superior a la de los hogares.
La competencia del mercado provoca que las empresas no puedan trasladar estos costes a sus precios finales. Esto explica que la subida del precio de los bienes intermedios no se haya trasladado aún al IPC. Lo que están haciendo las empresas es soportar este incremento de los costes en sus márgenes. En total, el 35% de las empresas está recortando sus márgenes, mientras que apenas el 8% los está subiendo.
Esta situación sigue repercutiendo sobre las ya debilitadas cuentas de las empresas españolas, que ya sufrieron un duro golpe en su rentabilidad durante la pandemia. De hecho, en los meses del ‘gran confinamiento’, más del 50% de las empresas asumieron en sus márgenes el impacto de la crisis para evitar los despidos.
Su expectativa entonces era que podrían recuperar sus márgenes cuando volviese el crecimiento. Sin embargo, ahora que la recuperación está en marcha, muchas empresas siguen recortando sus márgenes como consecuencia de los costes crecientes que tienen que soportar y la imposibilidad de trasladarlos a los precios.
De hecho, la mayor parte de las empresas reconoce sufrir problemas por los precios que establece la competencia. Según los datos de la 'Encuesta de coyuntura de exportación', casi el 60% de las empresas asegura tener problemas con la competencia de precios. Mientras los costes suben, los precios finales siguen contenidos. Está por ver cuánto tiempo más soportan las empresas este diferencial entre costes y precios, lo que es una de las grandes dudas de la coyuntura económica actual.
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