Me sorprende mucho tener 16.477 seguidores en twitter, con los que pretendo haber establecido los lazos de una comunidad -el hermano ayudado por el hermano es como una ciudad amurallada- así que lo primero que hice fue informarles de que pretendía presentar una querella a Federico Jiménez Losantos por presunta incitación al odio contra los no timo vacunados.
La reacción fue abrumadoramente favorable y aún entusiasta. Una minoría opinaba que era mejor que se cociera en su propia tinta de calamar, que el mejor desprecio era no hacer aprecio, y que era suficiente con abandonar a la carrera Es Radio y no comprarle los libros. Una tercera postura exigua incidía en que fuéramos mejor contra Pedro Sánchez o Dolores Delgado o Garzón.
Esta es una cuestión nuclear, esencial, satánica en que se está matando a gente y atentando contra su libertad a fin de imponer un nuevo totalitarismo atroz. No es de derechas ni de izquierdas. Sino que afecta a lo fundamental: estamos luchado por nuestra supervivencia y contra la tiranía. Luchamos del lado de Dios contra satán, de la Luz contra las tinieblas que amenazan al mundo, y Losantos está del lado de satán.
Hay mucha gente, a lo que se ve, que se niega a inyectarse con el veneno de muerte que es seguidor de Vox, pero hay gente de todos los partidos, aunque la izquierda ha militado en el engaño, y el PP tres cuartos de lo mismo, pero también hay mucho abstencionista activo partidario de la República Constitucional. Vox es el único partido que está por la timo vacunación voluntaria y contra cualquier pasaporte covid, y es notorio que el totalitarismo de Losantos le ha llevado a echar espumarajos, por una postura tibia que está permitiendo la masacre de buena parte de los españoles, que han ido al matadero engañados y desinformados.
Losantos en este punto crucial coincide con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Está en su misma cultura de la muerte. Claro que también coincide con Isabel Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijoó, Juan Manuel Moreno Bonilla y una buena colección de nazis. No vamos a ceder, porque nos va la vida y la de los nuestros, nos va la supervivencia como sociedad, ahora que todos estos, y Losantos, van a por los niños y los niños no se tocan, son sagrados, es una línea roja que no se debe saltar.
Losantos ha dicho que somos ratas y cucarachas y que hay que exterminarnos. Va a tener su querella, ejemplarizante. Va a tener que dar explicaciones de porqué ha impuesto la timo vacunación obligatoria en Libertad Digital SA y si eso le ha costado la vida a Elia Rodríguez y no el mendaz recurso al “accidente doméstico” porque murió en su casa.
Voy a ir a la querella sin ninguna animadversión personal: Losantos siempre me ha parecido un personaje menor, un corrupto moral, desde los tiempos en que propugnaba que la derecha aprobara el aborto sin límites, que no distingue la verdad de la mentira, el bien del mal, y que considera que el liberalismo es un gorro de aluminio que está bien para las Universidades, pero luego está la realidad en que puede hablar como un locutor hutu de la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas, la emisora del odio, contra los tutsis como cucarachas.
Así se empieza, quitándole a la gente la condición humana, y se termina en Ruanda 1994. Y esto hay que impedirlo: cuando llegue las infecciones del invierno y con ellas la gran mortandad de los timo vacunados con su sistema inmunológico innato destrozado no podemos permitir que la gran mentira siga evacuando sus groseras falacias y en vez de culpar a las timo vacunas la emprendan con los que nos hemos negada a la farsa exterminadora.
Cuando el prestigioso abogado José Luis Mazón Costa me planteó presentar querella a Federico Jiménez Losantos he de reconocer que primero me sorprendí, pero luego vi que no se puede dejar sin contestación judicial los exabruptos de este charlatán globalista, de este falso patriota. Ahora o nunca y va a ser ahora. José Luis Mazón Costa, con su pericia, va a afinar la puntería y va a hacer una querella demoledora.
(*) Periodista
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