1. Suprimir la obligatoriedad del uso de mascarillas en exteriores.
2. Transmitir y explicar que el control de la temperatura corporal a la entrada de los establecimientos públicos o pulverizar las superficies con soluciones antisépticas, carecen de utilidad.
3.- Suprimir la obligatoriedad de los certificados de vacunación para la entrada en locales públicos.
4.- Recomendar dosis vacunales adicionales o de recuerdo solo cuando la
evidencia científica avale que aumentan la protección frente a la
enfermedad grave.
5.- Utilizar como indicadores principales de evolución del impacto clínico
de la pandemia los de incidencia de hospitalización y mortalidad. La
vigilancia de la incidencia de infección basada en el diagnóstico
individual de todos los casos de infección es innecesaria y debería
sustituirse por una estrategia basada en centros centinela de Atención
Primaria y hospitales similar a la usada para otras infecciones
respiratorias agudas.
6.-Dejar de realizar pruebas diagnósticas en casos leves en personas no vulnerables.
7.-El manejo médico de los colectivos de personas sanas con un cuadro
respiratorio leve de la vía aérea superior será el habitual para estas
patologías, independientemente del agente causal.
8.- La realización de pruebas diagnósticas de SARS-CoV-2 previas a
procedimientos causa suspensiones y demoras para su realización, con el
consiguiente perjuicio para los pacientes. Estos cribados deben dejar de
realizarse, sustituyéndose por medidas de protección de los
profesionales, basadas en el riesgo de cada procedimiento.
9.- La realización de pruebas de cribado de SARS-CoV-2 a todos los
pacientes al ingreso y la consideración de áreas “no-COVID” no es útil
en la situación actual. La estrategia diagnóstica debe estar focalizada
en proteger a los pacientes vulnerables ingresados en el hospital.
10.- Las recomendaciones sobre la duración de las medidas de aislamiento de
los pacientes ingresados con COVID-19 basadas en la realización de
pruebas que no están diseñadas para este fin, son obsoletas y conducen
al alargamiento innecesario de la estancia en áreas COVID, lo que en
ocasiones tiene consecuencias negativas para la seguridad y cuidados de
los pacientes.
11.- La duración de aislamientos de los sanitarios basadas en pruebas
microbiológicas no validadas para medir la contagiosidad, conduce a
alargamientos innecesarios de las mismas, con el consiguiente déficit de
personal y saturación del resto.
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