VALENCIA.- El pleno del Consell ha aprobado un decreto que establece las
directrices para la gestión, caza y control de jabalíes y otros
ungulados silvestres presentes en la Comunitat Valenciana, así como las
medidas de gestión de los subproductos generados en la actividad
cinegética no destinados al consumo humano.
El objetivo es
"equilibrar sus poblaciones, favorecer la conservación de las especies
cinegéticas autóctonas y minimizar los impactos por sobreabundancia" de
especies como el ciervo, gamo, cabra montesa, corzo y muflón, que causan
daños en cultivos.
Se pretende ordenar el crecimiento de
ungulados como el jabalí, cuya expansión ha provocado problemas de
seguridad vial, daños en cultivos e infraestructuras, transmisión de
enfermedades al ganado y alteraciones en el hábitat de otras especies.
Además, se fijan medidas de gestión sanitaria de los subproductos de
caza mayor para prevenir riesgos de propagación de enfermedades
animales, garantizando al mismo tiempo la conservación de aves
necrófagas que se alimentan de estos restos.
Con esta
regulación, la Comunitat Valenciana dispone de un marco homogéneo para
abordar la situación actual de las especies de caza mayor. Permite
incluso declarar la sobreabundancia de determinadas poblaciones y
extender las medidas de control más allá del jabalí a otros ungulados
silvestres, especies invasoras o animales domésticos asilvestrados
presentes en el medio natural.
El decreto establece varias
líneas de acción, entre ellas dotar a los cazadores de herramientas
adecuadas, permitir técnicas de control en áreas donde la caza no sea
viable por razones de seguridad o priorizar la actuación en zonas con
elevada concentración de especies. También se contempla la intervención
en espacios no cinegéticos cuya situación comprometa la gestión del
entorno próximo.
Una de las
novedades es la incorporación de los ayuntamientos como agentes clave en
el control poblacional. Según la Generalitat, permitirá regular las
capturas en entornos urbanos y facilitar intervenciones adaptadas a las
necesidades concretas de cada municipio, mediante esperas, cacerías
colectivas o técnicas de control.
Paralelamente, el decreto
amplía los periodos de caza, suprime limitaciones en días hábiles y
elimina cargas burocráticas. También autoriza nuevas técnicas de
control, incluyendo el uso de elementos como miras nocturnas o térmicas,
así como la eliminación de especies invasoras como el cerdo vietnamita o
el arruí durante las cacerías.
Y permite la declaración de
territorios con sobreabundancia de una especie, lo que conlleva la
eliminación de cupos de captura y la fijación de un esfuerzo mínimo de
caza necesario para estabilizar las poblaciones, además del uso de
métodos de caza más eficaces siempre bajo control administrativo.
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