En Canadá se había llegado más lejos en el totalitarismo, pues ha llegado el glorioso y heroico Convoy de la Libertad. En Australia se caminaba a pasos agigantados hacia los campos de concentración, pues ya van los camiones a Canberra; quisieron utilizar a Novak Djokovic como chivo expiatorio y les salió el tiro por la culata, con varios tenistas con dolencias y Rafa Nadal, el niño bonito de Bill Gates, más quemado que la pipa de un indio y con una ensaladera envenenada.
Eligieron Austria para experimentar la timo vacunación obligatoria y la resistencia hizo fracasar sus planes. Hace un mes, toda chula, la ultracorrupta Ursula von der Leyden se disponía a liderar ese engendro genocida, del que se lucra Heko y ella borra, por dos veces, de su móvil los mensajes comprometedores.
Un mes después la OMS recoge velas y recomienda no inyectar el veneno de muerte a los niños, recomendación que llega demasiado tarde, y el globalismo y sus corruptos sicarios, la clase política y mediática, se bate en retirada en todos los frentes.
Empieza una desescalada que suena a retirada pavorosa. Por estos lares, la mascarilla no es obligatoria; nunca sirvió para nada…bueno. El tercer pinchazo ha sido un sonoro fracaso. La repentinitis está a la orden del día causando estragos. La huida es tan desordenada, tan sálvese quien pueda, que sugiere un intento de borrar las huellas. Todos los datos son más falsos que un Judas de plástico.
No se ha sometido a la población mundial a un experimento, no se les ha utilizado sólo como cobayas, que también, sino como gentes a eliminar como borregos, para despoblar la Tierra, sin tener en cuenta sentimientos ni lazos familiares, haciendo negocio con el sacrificio, usando al personal sanitario, a las enfermeras del tiktok, como alimañas nazis de campos de exterminio.
Pero esto no va a quedar así, se cierran los vacunómetros para que no queden pruebas. En Reino Unido ya hay una investigación en marcha sobre el genocidio. Por todo el orbe, los políticos están desprestigiados. Sabemos lo que han hecho Bill Gates, Anthony Fauci, Tedros Adhanom, los CDC, la FDA y la EMA.
A los globalistas todo se les va a volver en contra, Mark Zuckerberg cae derrotado con sus petulantes verificadores, aquí Ana Pastor y sus becarios, verdura de las eras manriqueñas. Biden no tiene su guerra con Rusia a propósito de Ucrania.
Las elecciones de noviembre serán su tumba del hombre más podrido y putrefacto que ha pisado la Casa Blanca. Mario Draghi ve alejarse su sueño de la presidencia de la República italiana. Boris Johnson está a punto de caer, tras haber eliminado todas las restricciones.
El cínico e impostor Bergoglio tendrá que ser detenido y juzgado sin contemplaciones. Macron enfila su declive pues el futuro es de Zemmour. Las farmacéuticas tendrán que responder de sus crímenes horrendos. Albert Bourla, el primero.
Como dijo en Milán, el gran Luc Montagnier, “los no vacunados salvarán a la Humanidad”. A los globalistas asesinos todo se les volverá en contra. Los planes de la mierda alimenticia de Bill Gates, que nos quiere debilitar, serán un completo fracaso.
Cada paso que den, se encontrará con una resistencia arrolladora. La gente corriente en filas compactas -el hermano ayudado por el hermano en como una ciudad amurallada- desbaratará sus planes y les pasará por encima.
(*) Periodista
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