miércoles, 29 de septiembre de 2021

El Vaticano cierra las puertas a quien no muestre el pasaporte Covid


CIUDAD DEL VATICANO.- Siguiendo el principio de que «con la salud no se juega, y con la de los demás todavía menos», el Vaticano cerrará sus puertas el próximo uno de octubre a todos los empleados, proveedores y visitantes que no muestren el pasaporte Covid-19. Se excluyen solo las personas que acudan a encuentros religiosos en la basílica, el aula de las audiencias o la plaza de San Pedro, según Abc de Madrid.

El decreto general del cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, promulgado este martes concede la posibilidad de que «el personal sin pasaporte Covid-19 podrá exhibir una certificación de negatividad al virus SARS-Cov-2 emitida en Italia » con cargo a su propio bolsillo.

Esto significa un gasto considerable y repetido que, en la práctica, tiene un fuerte efecto disuasorio. Hace ya tiempo que el servicio médico del Vaticano terminó de vacunar gratuitamente a todos los empleados y sus familias, salvo un pequeño porcentaje que no han aceptado la vacuna.

A partir del uno de octubre, los empleados que no presenten el pasaporte Covid-19 o una PCR reciente «serán considerados en ausencia no justificada. No serán retribuidos por el tiempo de ausencia», excepto en las retenciones para el seguro médico y jubilación.

La tarea de comprobar que los empleados, proveedores y visitantes muestran el pasaporte Covid-19 antes de acceder al edificio corresponde a cada uno de los casi cien departamentos y entidades de la Curia y del Estado del Vaticano.

Saliendo frontalmente al paso de los negacionistas y antivacunas, el Papa Francisco manifestó el pasado mes de agosto que «vacunarse, con vacunas autorizadas por las autoridades competentes, es un acto de amor», pues protege también la salud y la vida de los demás.

En un vídeo compartido con destacados cardenales de Estados Unidos y América Latina, el Papa añadió que «ayudar a que la mayoría de la gente lo haga (vacunarse), es un acto de amor. Amor a uno mismo, amor a los familiares y amigos, amor a todos los pueblos».

E insistió: «vacunarse es un modo sencillo pero profundo de promover el bien común y de cuidarnos unos a otros, especialmente a los más vulnerables».

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