El modelo aquí es Viena. Por lo tanto, deben aplicarse las mismas normas de uso de mascarilla que actualmente en Viena.
Tanto el alcalde del SPÖ (ER: socialista), Michael Ludwig, como su concejal de Sanidad, Peter Hacker, han pedido en repetidas ocasiones que el gobierno federal siga el camino vienés.
El vicecanciller Werner Kogler (Partido Verde) habría instado a la ministra de Sanidad a hacerlo, según informa un diario. Rauch ha provocado el descontento de muchos simpatizantes de Los Verdes. Se habrían pronunciado a favor de medidas más estrictas.
El ministro de Sanidad, Johannes Rauch, dice que los “expertos” y los representantes estatales deben participar en las consultas sobre los detalles.
Rauch quiere que se compruebe cuándo entrará en vigor la obligación de llevar mascarilla. Aquí podría ahorrarse una larga observación: ¡No funciona!
Al menos no tiene un efecto positivo en la salud de las personas que tienen que llevarlo. Y eso durante horas, si se piensa en los desafortunados empleados de las tiendas de comestibles, por ejemplo.
Por el momento, no se sabe si los estudiantes volverán a ser sometidos al uso de mascarillas y si tendrán que llevarlas cuando estén sentados.
En cualquier caso, la presión para la reintroducción del uso de mascarillas viene de varios lados: Además de GECKO (Comisión de Coordinación de Crisis Covid de Austria), la comisión del semáforo también está exigiendo el requisito de la máscara FFP2.
Además, también debería haber una presión masiva por parte de algunos estados federales del ÖVP (centro-derecha).
Por ejemplo, la gobernadora de Baja Austria, Johanna Mikl-Leitner (ÖVP), se pronunció a favor de una normativa de ámbito nacional.
El gobernador de la Alta Austria, Thomas Stelzer, también está “abierto y dispuesto a hablar” sobre el requisito del uso de mascarillas: “Pero eso debe regularse de manera uniforme en todo el país”, dijo.
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