El dominio del mundo fue el gran objetivo de los poderosos desde el principio de los tiempos. Pero después de la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, ese objetivo se fortaleció y se convirtió en un plan concreto porque los que gobiernan desde las sombras creyeron que había llegado el momento de avanzar con firmeza hacia el gran reseteo.
El gran aliado de las élites fue la izquierda mundial,
desmoralizada y deshecha después de la desaparición de la URSS y del
totalitarismo rojo, a la que las élites logaron captar prometiéndoles
que sus ideas, casi en su totalidad, tendrían vigencia en el mundo nuevo
que iba a crearse sobre las cenizas del viejo mundo.
De ese modo, los
comunistas y la mayoría de los socialistas, en apariencia derrotados, se
enrolaron en la nueva operación esclavizadora, atraídos por lo que
siempre fue su gran tentación: el asesinato de las libertades
individuales, la destrucción del orden instituido y su sustitución por
una tiranía controladas por un Estado invencible.
La Agenda 2030 comenzó hace varias décadas. Su primer objetivo fue
destrozar la familia, corromperla, acabar con el principal y más sólido
soporte de la sociedad.
Para lograrlo, inyectaron miles de millones en planes para
conseguir que el aborto fuera aceptado como un derecho universal y como
un simple trámite, hipnotizando a la sociedad y engañándola para que
creyera que el feto asesinado no era un ser humano en crecimiento, sino
un simple conjunto de células.
Más tarde inyectaron otros miles de millones de dólares en las
aberrantes y delirantes ideologías de género. Donde les enseñaron a los
niños, desde temprana edad, que pueden ser varón o mujer, que la
biología no cuenta.
El complemento de esos atentados contra la estructura básica de la
sociedad fue la educación, que fue destrozada eliminando el esfuerzo y
reduciendo los programas y asignaturas que enseñaban a desarrollar el
pensamiento, el análisis y la autonomía del ser humano. Igualaron a
todos por abajo y eliminaron también la creatividad y el gusto por la
innovación.
Para lograrlo no sólo contaron con la cobardía y triste
sometimiento de los maestros y profesores, sino que contaminaron y
compraron la televisión para convertirla en una ventana que adormecía,
esclavizaba y castraba, desviando la atención y el interés hacia
imbecilidades y frivolidades.
El paso siguiente fue el control de los medios, los periodistas y
los comunicadores, necesario para que los humanos dejaran de recibir la
verdad y sólo captaran lo que interesaba al poder.
La pieza final ha sido el control de gran parte de los gobiernos
del mundo, colocando al frente de ellos a imbéciles, corrutos y, en
algunos casos, a delincuentes, siempre sometidos a los deseos y
consignas que emanan de las élites mundiales.
La esclavización de los humanos, reforzada con medidas que
desconocemos y que podrían incluir la administración de sustancias
apaciguadoras y la difusión de virus y bacterias de laboratorio, se
encuentra en su etapa final y está siendo coronada por el éxito, a pesar
de que una parte de la Humanidad, incluyendo a algunos países rebeldes
donde sus gobernantes escapan al control, se resiste a ser esclava y una
parte de la ciudadanía del mundo se está organizando en resistencia.
Y en ese momento nos encontramos, cuando la guerra de Ucrania
pretende ser aprovechada para eliminar el obstáculo que representa
Rusia, país rebelde y fuera del control de las élites multimillonarias
en las sombras, dominadas por los anglosajones, y acelerar el proceso
hacia el nuevo mundo de esclavos que quieren construir.
(*) Periodista
https://www.votoenblanco.com/Radiografia-de-la-destruccion-del-mundo-que-hemos-conocido_a8523.html
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