CARTAGENA.- En 1996, un barco de la firma Tuna graso -una empresa conjunta de la japonesa Mitsui y la española Fuentes e hijos- subió a bordo un atún rojo de más de 300 kilos de una de sus granjas. Valía 12.000 euros, más aún en Tokio. Los días de llevar atún fresco a Japón solo unos meses al año eran historia. Las granjas de engorde implicaban que los japoneses podrían tener atún rojo de alta calidad para el sashimi todo el año. Ese día, el atún resbaló por cubierta, hirió a varios miembros de la tripulación y cayó al mar. Fue un revés menor. El engorde se convirtió en un negocio millonario. Lo publica hoy, entre otros medios europeos, 'El País'.
En el cerrado mundo de la pesca del atún rojo, autoridades, pescadores y granjeros forman parte de un sistema viciado en el que todos han colaborado en un amplio fraude, según una investigación del Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ, en sus siglas en inglés). Entre 1998 y 2007, más de uno de cada tres atunes pescados acabaron en el mercado negro, que supuso 285 millones de euros anuales, según la estimación de ICIJ.
El destino del atún descansa en la Comisión para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), que incluye a 47 países y la UE. ICCAT ha fijado la cuota de capturas en 13.500 toneladas este año, frente a las 22.000 en 2009. Sin embargo, la capacidad de las granjas es cinco veces superior a la cuota y muchas de ellas están en países con regulaciones laxas, como Turquía y Túnez.
Las granjas son tan controvertidas que Japón, que compra el 80% del atún del mundo, empieza a poner coto a los excesos. El año pasado, Tokio bloqueó la importación de más de 3.500 toneladas de atunes de granjas del Mediterráneo. Según sus inspectores, algunas granjas alegaban ritmos de engorde biológicamente imposibles y otras exportaban más de lo que oficialmente habían adquirido. "Si no se controlan legalmente las granjas, deberían suspenderse", declaró Masanori Miyahara, delegado de Japón en ICCAT.Espoleados por la demanda japonesa, la industria evolucionó a gran velocidad en los 90. Los cerqueros -cuyas redes rodean los cardúmenes cuando desovan- permiten capturar hasta 3.000 ejemplares de una vez. De los cerqueros, son trasvasados a jaulas y transportados lentamente hasta la granja, cerca de la costa. Allí son engordados con sardina y caballa hasta que alcanzan el punto justo de grasa y color.
Las empresas españolas saltaron a Croacia, Malta, Turquía, Italia, Túnez, Chipre y Libia. La mayoría de los atunes llegaban de cerqueros italianos, franceses y españoles. El líder del mecardo es la española Ricardo Fuentes e hijos. Francisco Fuentes, director general de la compañía los últimos 20 años, convirtió un negocio familiar en una multinacional. En los 60 su padre vendía pescado puerta a puerta y ahora Fuentes viaja por el Mediterráneo en un jet privado. Conocido como Paco-san en Japón, este sagaz empresario muestra poca simpatía por quienes sostienen que el atún rojo está en peligro: "Hay una gran cantidad de atunes pequeños en el Golfo de León".
La industria -con ayuda de la UE- modernizó la flota. La inversión creó un círculo vicioso: una vez que habían comprado un cerquero de varios millones, los pescadores se veían obligados a superar las cuotas para amortizar la inversión. Al ir agotando caladeros, la flota fue al sur. El rico banco de Baleares estuvo a punto de "colapsar por la sobrepesca", recuerda Manel Balfegó, pescador y dueño de una granja en Tarragona. El stock cayó un 75%, aunque hay científicos que ven ahora los primeros signos de recuperación. Parte de la caída se debió a las generosas cuotas de ICCAT, cuyos científicos consideraron demasiado altas. Pero mucho vino de pesca ilegal y no declarada.
Un ex responsable de una gran empresa defiende que a veces hay exceso de atunes por errores de cálculo: "Para los peces que tienes por encima de la cuota hay que encontrar una solución: o los comercias ilegalmente o los guardas para la siguiente temporada". Liberarlos no es una opción.
Para combatir el fraude, ICCAT estableció en 2008 un sistema de control. Los barcos dan un número a cada captura, que debe registrarse en cada eslabón de la cadena. Los documentos son escritos a mano, validados por los países y en ICCAT son introducidos en una base de datos. El sistema acaba con información contradictoria e incompleta. Al 44% de las 4.102 entradas de 2009 les faltaba información relevante. Al menos 96 cargamentos hacia Japón (5.000 toneladas) no podían ser trazados hasta la granja de origen. Jean-Marc Fromentin, del comité científico de ICCAT, define el sistema como "un enredo".
Los datos de granjas son especialmente problemáticos. Al menos un 20% de los atunes sacrificados en ellas carecen de información, son atunes fantasma. Algunas incluso parecen capaces de manufacturar atunes. Más de una docena de instalaciones mataron más ejemplares de los que compraron. "Es incomprensible lo mires como lo mires", comentó Miyahara, el delegado japonés en ICCAT. Entre las granjas que han llamado la atención de las autoridades está la croata Drvenik Tuna, copropiedad de Fuentes. En 2008, esta firma fue obligada a liberar 712 atunes, según ICCAT. La empresa declaró que fue un error de los cerqueros franceses a los que compró el atún. Un año después, Japón rechazó la entrada de 560 toneladas de atunes de una granja de Fuentes en Tunez porque los ejemplares, pescados por una flota argelina, no tenían documentos en regla, según el Gobierno tunecino. Los responsables de Fuentes en Cartagena admiten que hubo problemas con Drvenik en el pasado, pero remitieron a su socio croata, Mladen Milakovic, que no quiso hacer comentarios. Hay casos de otras firmas en Malta, Túnez o Turquía.
Aunque criticada por excesiva por algunos científicos, la reducción de la cuota para 2010 ha hecho caer los ingresos caigan desde los 350 millones de euros en 2008 a los 220 millones, según fuentes del sector. La Comisión Europea amenaza con cerrar la pesquería si no hay control y Japón se muestra dispuesto a apoyar un cierre temporal de las granjas. A final de mes, ICCAT se reúne a fijar las cuotas y decidir si acaba con la carrera del oro del atún rojo.
Este es un extracto de la investigación del Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ) y que hoy publican The Sunday Times, BBC y Le Soir, entre otros.
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