ARGEL.- ¿Se puede hablar realmente de contagio de la revolución tunecina en el resto del mundo árabe? El impulso dado por las movilizaciones que acabaron con el régimen dictatorial de Zine Ben Ali en Túnez, ha despertado ansias y reivindicaciones entre los pueblos árabes, del Atlántico hasta el Golfo. Para tener una explicación profunda de primera mano y vislumbrar el alcance de lo que está pasando en la ribera sur del Mediterráneo, hemos entrevistado a Djamaledin Benchenouf, director del periódico digital Le Quotidien d’Algérie.
¿Cuáles son las causas profundas de esta revuelta en el mundo árabe?
Son múltuiples y complejas. En pocas palabras: desde que se inició la descolonización, una serie de oportunistas políticos se emboscaron en los movimientos de liberación y desviaron el curso natural de la historia. En realidad los pueblos árabes nunca se han descolonizado; un colono ha remplazado a otro. El nuevo ocupante salido del propio pueblo ha utilizado a menudo los mismos métodos de dominación y represión, incluso más brutales y mortíferos que antes, como ocurrió en Argelia.
En algunos casos, peor…
Creo que el factor agravante de estos sistemas despóticos se encuentra en las riquezas naturales de estos países, como el petróleo. Sin ellas, estos regímenes mediocres no habrían resistido. Adueñarse de las mismas les ha permitido corromper amplios sectores de la sociedad.
Pero no es el caso de Túnez…
Ahí el esquema es diferente porque el régimen de Ben Ali heredó un país próspero y construido sobre cimientos racionales. Ben Ali se acaparó del poder, pero no destruyó la economía. Al contrario que en Argelia, donde el régimen de Bumedien para asentarse destruyó el conjunto de la economía, la agricultura, la artesanía y el turismo.
¿Qué es lo peor que ha ocurrido en estos países ?
Lo más grave ha sido la devastación de los valores cívicos. Lo que explica dos fenómenos, aparentemente separados, pero íntimamente vinculados : los flujos migratorios hacia los países del Norte y la islamización de la sociedad. Por una parte, las poblaciones intentan huir de las sociedades en las que impera la ley de la jungla, pero por otro aspiran a una regeneración moral y cívica y creen encontrarlo en la vuelta a las fuentes del Islam.
Algunos países ya han sido contagiados. ¿Y los demás?
Creo que estamos presenciando un verdadero aluvión. Gracias a las nuevas técnicas de la comunicación y la información, hoy las sociedades se enteran de la actualidad en tiempo real. Todos los pueblos, no sólo los árabes y musulmanes, que viven grosso modo en las misma situación de opresión, se sienten afectados. Estoy seguro de que a corto plazo vamos a presenciar las hogueras de la ira en Argelia, Jordania y Yemen, y más tarde también en Libia y en Siria, donde los sistemas de poder están encadenados de manera más compleja ya que amplias capas de la sociedad, verdaderos clanes étnicos, participan en el control de la población.
¿Era inevitable tanta corrupción?
Por supuesto que no. No hemos tenido suerte. Lo que ocurre es que los que verdaderamente hicieron la revolución murieron en la lucha por la independencia o inmediatamente después; y los que sobrevivieron, o fueron corrompidos por el poder o liquidados. Eso ha ocurrido en todos los procesos de la descolonización.
¿En Argelia también?
Sí. Si Ferhat Abbás, Benjeda y otros no hubieran sido apartados por Bumedien y Ben Bella, hoy Argelia sería un estado moderno y prospero. Pero desgraciadamente los que tomaron el poder se vieron en la necesidad de comprar la colaboración de todos aquellos que les causaban problemas, y de este modo el Estado se convirtió en un régimen cleptócrata y mediócrata.
El cambio que muchos piden ahora, ¿será progresivo o radical?
Bueno, todo el mundo quiere un cambio radical y total, pero no hay que hacerse ilusiones. Hay muchos intereses en juego que decidirán el curso de los acontecimientos. Yo creo que va a haber cambios de "personas" pero no de sistemas. Durante un tiempo dejará de haber abusos excesivos, pero sólo un tiempo, después pueden volver. Aunqué quizás los pueblos se muestren más vigilantes y menos manipulables. ¡Ojalá!
¿Es necesario un choque violento para echar a los dictadores?
Dependerá de los americanos y de Europa. Todos los déspotas saben que su suerte depende de estas potencias. Si se les impone no abusar de la fuerza, no lo harán, porque en el momento de huir no quieren ser mal recibidos allí donde tienen sus fortunas colosales. Reaccionarán a las protestas populares en función de lo que les dejen hacer las potencias occidentales, pero también sus propios Ejércitos donde comienza a soplar un fuerte viento, como en Argelia. ¿Acaso piensa usted que la revuelta popular no habría sido reprimida si los americanos no hubierean enviado un mensaje claro al Ejército tunecino ?
Esa erupción popular en Túnez, Egipto, Jordania, Yemen, ¿tendrá repercusiones en Argelia?
Seguro. Es cuestión de días o de horas. Aunque en Argelia, dada la ausencia de élites capaces de canalizar las manifestaciones, puede ser un arma de doble filo. Una muchedumbre sin líderes y sin consignas, puede volverse contra la gente que terminará prefiriendo la opresión del régimen a la inseguridad global. Además, en estos momentos el régimen argelino intenta canalizar las protestas para hacer creer que la población no quiere echar al régimen sino sólo obtener simples mejoras, como suprimir el Estado de emergencia. En Argelia todo es posible, inclusive un vuelco del Ejército contra el clan de Buteflika y de los servicios secretos. Incluso podría producirse un golpe de estado en las actuales circunstancias.
¿Qué actitud tiene el pueblo argelino hacia sus dirigentes?
Los odia. Incluso más de lo que odiaba el pueblo tunecino a Ben Ali. No hay que olvidar que el régimen argelino utilizó la crisis islamista para perpetrar masacres y robar decenas de miles de millones de dólares. El núcleo duro del poder compuesto de algunos generales, de la familia de Buteflika y de unos pocos barones financieros, han conseguido amasar fortunas colosales. Mientras que la inmensa mayoría de la población vive en situación de miseria, gracias a la economía sumergida y la compraventa callejera, lo que cuesta mucho dinero y compromete gravemente el porvenir del país. Sepa que el verdadero índice del paro es del 40 por ciento y no del 17 por ciento como pretenden las autoridades.
¿No teme que haya un baño de sangre?
Eso dependerá de Occidente. Si se envía un mensaje alto y claro a Buteflika y a los servicios secretos, la transición puede realizarse relativamente bien. Si no, habrá una carnicería como en las manifestaciones de octubre de 1988 que se saldaron con más de 400 muertos, o quizás peor.
Los militares argelinos ¿pueden escuchar a pueblo como ha ocurrido en Túnez?
Sí. Sabemos que hay un gran malestar en el seno de la oficialidad, y en este momento todo es posible. El general Tawfik Medien, jefe de los servicios secretos, tiene mas de 70 años y está muy enfermo, lo mismo que su amigo Buteflika, también envejecido y más enfermo si cabe.
¿Se podría formar un gobierno de transición en Argelia, al estilo tunecino?
Será muy difícil, por falta de consenso. El régimen ha actuado de manera que las únicas fuerzas organizadas en el país comen en su mesa. Los partidos y los sindicatos han sido corrompidos, infiltrados y laminados. Será mucho más difícil que en Túnez. Además el régimen agita el espantajo de que las únicas fuerzas que se van a beneficiar de la revuelta serán los islamistas.
¿Hay alternativa democrática al régimen actual?
Sí. Es posible una democracia completa si hay un verdadero consenso entre las corrientes demócratas y los islamistas moderados para asegurar una transición tranquila aunque laboriosa, hacia un Estado de derecho.