En concreto, el presunto autor de los hechos facturaba todos los fármacos a la Seguridad Social a pesar de que no los había dispensado e incluso los vendía posteriormente a otros clientes que se personaban en la farmacia para adquirirlos sin receta, según ha informado la Policía en un comunicado.
Los hechos se iniciaron tras recibir los agentes un aviso por parte de una inspectora de Sanidad, adscrita a la Dirección Territorial de Sanidad de Alicante, quien se personó en una farmacia situada en el casco antiguo de la localidad para realizar una inspección rutinaria en el establecimiento.
Durante la inspección, detectó numerosas irregularidades que podrían traspasar el ámbito administrativo y ser constitutivas de delitos, por lo que alertó a la Policía para que se personara en el establecimiento.
De manera inmediata, los agentes acudieron junto con la unidad canina para realizar de manera conjunta otra inspección, en la que se hallaron 160 gramos de marihuana escondidos en el almacén, numerosas joyas, así como 56.000 euros en metálico.
Asimismo, se incautaron de una ingente cantidad de medicamentos sin cupones precinto, por lo que se dedujo que el farmacéutico podría estar cometiendo un fraude a la Seguridad Social. La Policía realizó las propuestas de sanción por las irregularidades administrativas detectadas, al carecer el local de seguro obligatorio y por incumplimiento de la normativa sanitaria Covid-19.
El 'modus operandi' que presuntamente utilizaba el detenido para el fraude consistía en arrancar los cupones precinto de los fármacos que les prescriben los sanitarios a los enfermos crónicos y que eran clientes habituales del establecimiento, perfectamente conocidos por el farmacéutico.
Así aprovechaba la circunstancia de que la tarjeta sanitaria electrónica, desde su implantación, no precisa ser mostrada físicamente en cada ocasión al farmacéutico para retirar los medicamentos, a pesar de que sí es obligatorio hacerlo.
De este modo, sin el conocimiento ni consentimiento de sus clientes, el detenido facturaba todos los fármacos a pesar de que no los había dispensado para posteriormente venderlos a otros clientes que se personan en la farmacia para adquirirlos sin receta.
Tras realizar un recuento de todos los fármacos, se contabilizaron un total de 4.500 cajas, una cantidad que se valoró posteriormente en 121.000 euros la cantidad que se habría defraudado a la Seguridad Social.
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