miércoles, 1 de septiembre de 2021

La química farmacéutica mexicana Carol Perelman cuestiona la capacidad de las vacunas para eliminar secuelas del Covid

 


MÉXICO.- El 80% de las personas que padecieron COVID-19 mantienen una secuela de la enfermedad por al menos dos semanas después de haber superado el contagio. Esta es una de las conclusiones de un estudio publicado en la revista Nature por 6 científicas mexicanas y una española. El estudio tomó como base miles de artículos científicos y médicos de Europa, México, Estados Unidos, China y otros países, publicados en 2020, sobre las secuelas del la enfermedad, precisa Infobae.

En una entrevista con la CNN, una de las responsables de este estudio, la química farmacéutica bióloga Carol Perelman, habló sobre estos padecimientos persistentes y el tiempo que se prolongan, además del hallazgo de una proporción de personas que vieron sus secuelas desaparecer tras vacunarse. 

“Un estudio muy interesante advirtió que el 26% de las personas que sufren de secuelas de COVID-19 al vacunarse las interrumpieron. 1 de cada 4 personas que tienen COVID prolongado interrumpen sus secuelas cuando se vacunan. Si ya tuviste COVID-19 igual tienes que vacunarte. Todos tenemos que vacunarnos. Si respiras, caminas y tienes la posibilidad, vacúnate”, subrayó la experta.

“Nosotros hicimos una revisión sistemática, es decir ver todo lo que había de literatura médica publicada hasta el primero de enero de 2021, de 18.000 artículos científicos que mencionaban el long COVID, también llamado COVID prolongado. Hago un paréntesis para decir que el padecimiento todavía no tiene un nombre ni una definición establecida. En nuestra revisión sistemática incluimos todos aquellos artículos que consideraban a más de cien pacientes y estaban publicados en una revista revisada por pares. Fueron en total quince estudios y a través de ellos obtuvimos una visión muy global de lo que estaba sucediendo con el long COVID”, añadió Perelman.

Aun así, consultado por este medio, el médico infectólogo Lautaro De Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, aseveró: “No veo una relación directa entre las vacunas y la interrupción de las secuelas por COVID prolongado. Lo que sí sabemos es que en personas completamente vacunadas que dan positivo por COVID-19, la infección causa síntomas leves o nulos”.

Por su parte, los investigadores del estudio advirtieron que “la terminología ha sido confusa y no estandarizada. Diferentes autores han utilizado varios términos para describir los síntomas prolongados después de la enfermedad. Los síntomas, signos o parámetros clínicos anormales que persisten dos o más semanas después del inicio del COVID-19 y que no regresan a un valor inicial saludable pueden potencialmente considerarse efectos a largo plazo de la enfermedad. Aunque tal alteración se reporta principalmente en sobrevivientes de enfermedades graves y críticas, los efectos duraderos también ocurren en individuos con una infección leve que no requirieron hospitalización. Sin embargo, aún no se ha establecido cómo el sexo, el género, la edad, la etnia, las condiciones de salud subyacentes, la dosis viral o la progresión de COVID-19 afectan significativamente el riesgo de desarrollar efectos a largo plazo de COVID-19″.

Entre las conclusiones, los médicos destacaron en el informe que “desde que se informó por primera vez, ha habido una gran cantidad de grupos de pacientes en las redes sociales, encuestas, comentarios y artículos científicos con el objetivo de describir el COVID-19 como enfermedad crónica”. 

Paralelamente, se han descrito cientos de publicaciones científicas, incluidas cohortes que estudian efectos específicos de la enfermedad y listas de informes de casos. Sin embargo, todavía se necesita una descripción general amplia de todos los posibles efectos a largo plazo del COVID-19. Por lo tanto, la investigación tuvo como objetivo “realizar una revisión sistemática y un metanálisis de estudios revisados por pares para estimar la prevalencia de todos los síntomas, signos o parámetros anormales de laboratorio que se extienden más allá de la fase aguda de COVID-19 informada hasta la fecha”.

Las especialistas de la investigación publicada en Nature incluyeron todas las enfermedades, trastornos, síntomas, signos y parámetros de laboratorio reportados en números totales o porcentajes. Los resultados de interés fueron biomarcadores sanguíneos y radiografías de tórax anormales informadas para pacientes con infección por SARS-CoV-2 en cualquier entorno. 

Además, evaluaron los síntomas en varios sistemas distintos; neurológico, respiratorio, gastrointestinal, cardíaco, endocrino, dermatológico, hepático y renal. Cuando se informaron dos puntos temporales en el estudio, se utilizaron los resultados evaluados después del seguimiento más prolongado.

“Esta revisión sistemática y metanálisis mostró que el 80% de las personas con un diagnóstico confirmado de COVID-19 continúan teniendo al menos un efecto general más allá de las dos semanas posteriores a la infección aguda. En total, 55 efectos, incluyendo los síntomas, signos y los parámetros de laboratorio, fueron identificados, con fatiga, anosmia, disfunción pulmonar y los trastornos neurológicos son los más comunes. 

La mayoría de los síntomas fueron similares a la sintomatología desarrollada durante la fase aguda de COVID-19. Sin embargo, dado que todas las encuestas fueron predefinidas, existe la posibilidad de que aún no se hayan identificado otros efectos. Sin embargo, se necesitan más estudios para comprender cada síntoma por separado y junto con los otros síntomas. 

Los cinco efectos más comunes fueron fatiga (58%), dolor de cabeza (44%), trastorno de atención (27%), caída del cabello (25%) y disnea (24%). La recuperación de COVID-19 debe ser más desarrollada que la verificación de alta hospitalaria o la prueba negativa para SARS-CoV-2 o positiva para anticuerpos”, sostuvieron.

Y concluyeron: “Más evidencia e investigación de equipos multidisciplinarios son cruciales para comprender las causas, los mecanismos y los riesgos para desarrollar medidas preventivas, técnicas de rehabilitación y estrategias de manejo clínico con perspectivas integrales del paciente diseñadas para abordar la atención posterior al COVID-19. Se necesita más información sobre estudios prospectivos para evaluar mejor el curso natural de la infección por COVID-19 y definir el síndrome de COVID prolongado. 

Desde el punto de vista clínico, los médicos deben conocer los síntomas, signos y biomarcadores presentes en pacientes previamente afectados por COVID-19 para evaluar, identificar y detener rápidamente la progresión prolongada del COVID-19, minimizar el riesgo de efectos crónicos y ayudar a restablecer la salud. La gestión de todos estos efectos requiere una mayor comprensión para diseñar diseños individualizados”.

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