Su determinación es tan firme, casos del jugador de la NBA Kyrie Irving y el de la NFL (fútbol americano) Aaron Rodgers, que antes de ser inoculados prefieren dejar en la estacada a sus equipos o arriesgarse a crear agravios comparativos y conflictos en sus Ligas.
Kelly Slater, campeón mundial de surf, Tennys Sandgren, número 96 de la clasificación mundial de tenis, N’Golo Kanté, centrocampista francés del Chelsea, y Anthony Rizzo, jugador de la Major League de Béisbol, también figuran en esa lista de conocidos deportistas contrarios a la vacunación.
Rodgers, de 38 años, uno de los mejores quarterbacks en la historia del fútbol americano, lejos de arrepentirse por haber engañado a la NFL sobre su vacunación, se presenta a sí mismo como una víctima. En agosto, el jugador de los Green Bay Packers dijo que se había vacunado, pero en noviembre dio positivo y se descubrió que no había sido inoculado.
Creyó que estaba inmunizado después de haberse sometido a un tratamiento alternativo. Después alegó ser alérgico a uno de los ingredientes que contienen dos de las vacunas y se negó a inyectarse con otra porque escuchó que varias personas se habían quejado de efectos adversos. Incumplió en varias ocasiones los protocolos de seguridad de la covid establecidos por la NFL y una compañía estadounidense de atención médica le rescindió el contrato de patrocinio.
Kyrie Irving, una de las estrellas de la competición NBA, mantiene su postura y no se ha vacunado. Su caso ilustra el desconcierto generado por las distintas normas contra la covid en Estados Unidos. No puede disputar los partidos en casa, en el pabellón de los Brooklyn Nets, porque las autoridades de Nueva York exigen la vacunación en las instalaciones cerradas con gran afluencia de personas.
Solo podrá jugar fuera de casa, siempre y cuando cumpla las exigencias que impone la NBA a los jugadores no vacunados. No deja de ser un lastre para su equipo, uno de los principales aspirantes al título. Su compañero Kevin Durant, cuestionado al respecto, explica que no piensa presionar a Irving: “Le dije lo importante que es, lo mucho que quiero que juegue, pero no voy a obligar a nadie a que se vacune”.
Kyrie Irving apenas argumenta su reticencia en octubre: “Elegí no estar vacunado, y esa fue mi elección. Y les pediría que lo respeten”. Y semanas después se presentó como una víctima: “Estoy haciendo lo que es mejor para mí. Conozco las consecuencias, y sé que soy juzgado y demonizado. Es el papel que interpreto”.
Kelly Slater, estadounidense de 49 años, es una de las grandes estrellas del surf, once veces ganador del campeonato del mundo entre 1992 y 2011, y también un acérrimo enemigo de la vacunación. Hace unos meses opinó: “Esta es claramente una enfermedad de obesos, los enfermos y ancianos, si se estudian las estadísticas oficiales. Para las personas que dicen que escuche a los médicos, estoy seguro de que sé más sobre la salud que el 99% de los médicos. La mayor parte de mi información proviene directamente de amigos médicos, muchos de ellos en desacuerdo con la ciencia oficial”.
A raíz de la situación de Djokovic en Australia, Slater ha opinado a través de Instagram: “Quizás al síndrome de Estocolmo se le puede cambiar el nombre por síndrome de Melbourne/Australia. Es muy triste ver cómo celebran la división los virtuosos vacunados. Si estáis vacunados, ¿por qué os preocupan el estado de otra persona? A menos que, claro, la vacuna no os proteja. ¿Quizás tenéis miedo de contagiaros o estáis enfadados por haberos vacunado vosotros? Demasiado lavado de cerebro y odio en el corazón de la gente respecto a la vacunación”.
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