El Parlamento francés dio inicio este lunes a las gestiones para examinar el proyecto de ley que apunta a transformar el pase sanitario, que actualmente se exige para ingresar a lugares cerrados como restaurantes, en un pase de vacunación con el objetivo de reforzar la lucha contra la pandemia en medio de una ola que provoca una sustanciosa cantidad de contagios diarios en el país.
La intención es que esta medida entre en vigor desde el 15 de enero para todos los ciudadanos mayores de 12 años y que sirva para frenar la propagación de la variante Ómicron y así evitar el colapso del sistema sanitario.
En la apertura de la sesión, Olivier Véran –ministro de Salud- manifestó que “Ómicron va mucho más rápido” que la variante Delta. “Mientras les hablo, cada segundo más de dos franceses está contaminados por el virus”, añadió.
Esta legislación, además del “pase de vacuna”, apunta a establecer un endurecimiento en los castigos ante casos de documentación fraudulenta relacionados con el estado de vacunación. Falsificar uno de estos pasaportes podría ser multado con un máximo de 75.000 euros y hasta cinco años de cárcel; mientras que utilizar el de otra persona puede oscilar en un castigo económico de entre 135 y 1000 euros.
“El objetivo de esta ley no es restringir las libertades individuales y colectivas, sino salvar vidas, proteger nuestros hospitales y aliviar el trabajo de nuestros cuidadores”, explicó Véran en su discurso.
Se estima que este texto tenga un proceso ligero hasta su aprobación dada la presencia mayoritaria de miembros favorables al Gobierno del presidente Emmanuel Macron. Entretanto, también contaría con el visto bueno de los socialistas y algunos diputados de Les Républicains, que no tienen una posición unánime. La France Insoumise y el RN ya fijaron sus posturas contrarias a la ley.
A la par del proyecto de ley, este mismo lunes ya entraron en vigor las medidas anunciadas por el primer ministro Jean Castex al comienzo de la semana anterior; con vistas a limitar la propagación de la cuarta ola del coronavirus.
La generalización del teletrabajo -en las labores donde se pueda aplicar- con un mínimo obligatorio de tres días a la semana, el uso extendido de mascarillas en la vía pública para mayores de seis años, la prohibición de consumir en el transporte público y de pie en bares y restaurantes, y la reducción de aforo en lugares concurridos (2.000 en interiores, 5.000 en exteriores) son algunas de las nuevas pautas para la ciudadanía de Francia.
Además, se resignificaron los plazos para contagios y casos estrechos, perjudicando a las personas no vacunadas. Quienes tengan la pauta completa, solamente deberán hacer una cuarentena durante siete días si dan positivo y podrán salir en la quinta jornada si el test le da negativo; mientras que los contactos estrechos no se aislarán, pero deberán hacer tres autotests en cuatro días.
Los civiles que no hayan sido inoculados continuarán con los diez días de encierro en caso de tener Covid-19, con la posibilidad de estar liberados en el séptimo si una prueba les da negativo y cinco por contacto estrecho.
Por su parte, las clases que inician esta semana también sufrirán un endurecimiento. No se suspenderán en caso de que haya tres casos positivos como sucedía antes, sino que los alumnos deberán someterse a los tres test correspondientes en un intervalo de cuatro días.
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