miércoles, 6 de marzo de 2019

¡Mundo de Imbéciles! / Guillermo Herrera *

Esto es lo primero que pensé el día en que me jubilé: Ya no tendré que soportar al imbécil de mi jefe ni un minuto más.” La frase está tomada de una canción de Amaral que me encanta. El pensamiento no es muy elevado, pero es la realidad de este mundo que nos toca vivir. Incluso existe un monumento nacional en el desierto de Sonora en los Estados Unidos, conocido como “Tonto National Monument”.
 
Un imbécil es un ser tonto o falto de inteligencia o que padece de imbecilidad, es decir, que tiene un retraso mental moderado. Tonto, estúpido y necio, entre otros, son adjetivos del idioma español referidos a quien posee una inteligencia escasa, alguien torpe o con una conducta poco pertinente. Los locos se curan a veces, pero los imbéciles no.

Se usan como sinónimos una gran cantidad de términos como, por ejemplo: menso, lerdo, tarado, gilí, idiota, hijo de burro, animal, boludo, lelo, imbécil, sonsuela, gafo, etc. Es menester acotar que algunos de estos términos se toman como peyorativos, inclusive algunos como pendejo, gilipollas y huevón son consideradas como palabrotas o groserías en muchos países de habla hispana.

CUATRO DEFINICIONES
  • Desgraciado es aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás.
  • Inteligente es aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.
  • Bandido es aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.
  • Estúpido es aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.
SANTA PACIENCIA
¡Hay que ver la cantidad de imbéciles que tenemos que soportar a lo largo de la vida! Jefes imbéciles, compañeros imbéciles, y hasta clientes imbéciles si somos autónomos. Con razón el Dalai Lama aconseja practicar la virtud de la santa Paciencia.
  • Si son jefes, son explotadores esclavistas y nunca reconocen tus méritos por mucho que te esfuerces en hacer bien tu trabajo.
  • Sin son compañeros, son auténticos trepas que quieren subir a costa de jugar sucio.
  • Si son clientes, no aceptan un precio justo e intentan engañarnos, y encima se vuelven morosos con facturas impagadas.
  • Sin son religiosos, convierten sus creencias en una pesadilla sectaria y fanática, y utilizan el miedo al infierno para controlar a sus seguidores.
  • Si son políticos, degradan los principios éticos de cualquier Constitución, se corrompen para robar dinero, e intentan recortar al máximo los derechos y las libertades.
SUPRESIVOS
Yo los llamo supresivos, personas tóxicas o hermanos bastardos. Son irracionales hasta el fondo porque basan su supervivencia en machacar a los demás. Se creen que sólo pueden sobrevivir si hunden moral y físicamente a las personas que les rodean. Carecen del sentido de la coperación y de la solidaridad, y sólo se preocupan de poner zancadillas para comerles el terreno a los demás.

Y lo peor es que en ocasiones tienen mucho poder y los necesitamos para sobrevivir, aunque tengamos que taparnos la nariz. Son personas que carecen de sabiduría, de amabilidad, de educación y de respeto, y pretenden darnos lecciones de todo cuando son auténticos necios creídos. 

No saben ni quiénes son ellos realmente, porque carecen de toda realización espiritual. Por eso lo primero que pregunto a este tipo de personas es: “¿quién es usted?” No la dirijo a su persona humana sino a su Alma, a su ser divino profundo, para ver si son capaces de mirarse a sí mismos, porque ésta es su mayor incapacidad.

ESTÁN ENFERMOS
Muchos proceden de hogares desintegrados, de una educación lamentable, y reproducen las mismas neuras y traumas que han mamado en su casa porque no han sido capaces de superarlos. El problema es que se integran en la sociedad sin haber hecho los deberes, sin tener aprendidas unas lecciones básicas de civismo y de humanidad, y luego tenemos que cargar todos con su torpeza.

“A la política se viene aprendido” y a la vida también, por lo menos en lo básico, que ya habrá tiempo de aprender lecciones más avanzadas a lo largo de la vida sin importunar a nadie, o por lo menos molestando lo menos posible.

Y es que las personas consideradas, con honor, vergüenza y dignidad, prefieren resolver sus propios problemas sin molestar a los demás, y sólo importunan a otras cuando no les queda más remedio que pedir ayuda.

¿Qué hacer con este tipo de humanos degradados y espiritualmente enfermos? Alejarse de ellos tanto como se pueda, y si no podemos evitarlo, relacionarse lo menos posible con ellos, y desarrollar buenas defensas para que no nos metan el dedo en el ojo. ¡Cuidado con el perro, que muerde!

LEYES DE LA ESTUPIDEZ
Carlo M. Cipolla, historiador italiano del siglo XX especializado en la Historia de la Economía, estableció unas leyes fundamentales de la estupidez humana:
  • Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación.
  • La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
  • Una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.
  • Generalmente el ataque nos coge por sorpresa. Incluso cuando se tiene conocimiento del ataque, no es posible organizar una defensa racional porque el ataque, en sí mismo, carece de cualquier tipo de estructura racional.
  • La persona estúpida es el tipo de individuo más peligroso que existe.
Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un bandido. Esto no es justo, pero es racional, y siendo racional, puede preverse. Por lo tanto el corolario de la ley dice así: El estúpido es más peligroso que el bandido.

Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más inoportunos, improbables e impensables. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.


 (*) Periodista

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