MADRID.-
El banco español Sabadell incurrió contra pronóstico en unas pérdidas
de 15 millones de euros en el cuarto trimestre, frente a un beneficio de
80 millones de euros un año antes, debido a un incremento superior al
esperado en provisiones contra insolvencias y a los números rojos de su
filial británica TSB.
Los analistas consultados habían anticipado de media un beneficio neto de 16 millones de euros.
El
fondo de la tabla se vio empañado por provisiones por un total de 370
millones de euros para cubrir el saneamiento de ventas de activos
inmobiliarios de más de 6.000 millones de euros cerradas en el último
trimestre de 2019.
Como
otros bancos españoles, Sabadell salió al extranjero de compras en
busca de mayores ingresos, pero la adquisición de TSB en 2015 se ha
visto plagada de importantes fallos tecnológicos.
En el cuarto trimestre, TSB registró una pérdida de 34 millones de euros.
Con
todo, Sabadell duplicó con creces el beneficio en el conjunto del año
con un resultado atribuido de 768 millones de euros, después de que en
2018 se viese muy penalizado por los costes extraordinarios de 637
millones de euros ligados a la integración y los problemas informáticos
de TSB.
El
margen de intereses anual bajó un 1,4% a 3.622 millones de euros, caída
que Sabadell achacó a la aplicación de una norma contable
internacional, a la titulización de préstamos y a los bajos tipos de
interés.
En
el cuarto trimestre, esta variable (que mide el beneficio que un banco
gana con su actividad principal de préstamo una vez restado el coste de
los depósitos) alcanzó los 910 millones de euros, un 2,4% menos que en
el cuarto trimestre del año anterior, aunque mejoró un 0,4% más desde el
tercero.
Al
igual que muchos otros bancos europeos, las entidades financieras
españolas están sufriendo presión en sus márgenes por los niveles
negativos en los tipos de interés de referencia del BCE, lo que
dificulta que las entidades ganen dinero con su negocio tradicional de
crédito.
El
grupo vio crecer su crédito vivo un 3,7% a 144.572 millones al cierre
de 2019 gracias al préstamo a pymes y grandes empresas, y a un
crecimiento en hipotecas.
La
ratio de morosidad del grupo se situó en diciembre en el 3,8%, desde el
4,2% de 2018, mientras que el ratio de capital de máxima calidad CET 1
Fully loaded se ubicó en el 11,7%, ganando 34 puntos básicos en el
cuarto trimestre del ejercicio.
"De
esta forma, el banco cumple el objetivo presentado de cerrar el año
2019 con un ratio de capital CET1 fully loaded como mínimo del 11,6%,
mejorando así el guidance anunciado", destacó.
Sin
embargo, no alcanzó su objetivo de rentabilidad sobre recursos propios
(ROE) de acabar el año con un porcentaje superior al 6,5% al situarse en
el 5,9% o un 5,2% en términos recurrentes, esto es, sin contar con el
impacto de resultados extraordinarios.
Para
2020, el banco espera un ROE recurrente estable respecto a 2019. En
cuanto al capital, prevé que el CET 1 fully loaded se mantenga en los
alrededores del 12%.
Por
otra parte, el consejo de administración de la entidad aprobó el
reparto de un dividendo complementario en efectivo de 0,02 euros por
acción que se suma a otro pagado a cuenta por el mismo importe, haciendo
que la retribución anual represente aproximadamente el 40% de los
beneficios del grupo.
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