MADRID.- La borrasca Gloria ha arrasado con todo lo que ha encontrado a su paso. El delta del Ebro,
uno de los hábitats con mayor diversidad natural de Cataluña y de toda
la costa del Mediterráneo ha sido una de las zonas más afectadas por el
último temporal, un fenómeno que ha hecho desaparecer tres kilómetros de
tierra bajo el agua engullendo 3.000 hectáreas de arrozales, playas y
pasarelas sobre el mar, recuerda El Confidencial.
Sin
embargo, el litoral catalán no ha sido el único arrasado por esta
borrasca con nombre de mujer. En Alicante, Dénia y Xabia han visto como
sus paseos marítimos han sido engullidos por el mar causando en la
primera de estas dos ciudades el derrumbamiento de casas y daños que su
consistorio ha cifrado en 1,2 millones de euros;
mientras que en algunas zonas de Aragón el temporal dejó durante días a
varios pueblos aislados y provocó la caída constante de redes
eléctricas y telefónicas y en Málaga, a través de una tormenta que
descargó granizo, Gloria cubrió las calles la ciudad de hielo y provocó
graves inundaciones.
Gloria ha batido récords históricos. La Agencia Estatal de Meteorología, Aemet,
lo ha corroborado este martes y ha indicado que la borrasca que ya ha
abandonado el país ha superado las cifras registradas hasta el momento
respecto al espesor de nieve, a la altura de las olas en el Mediterráneo
occidental, a las precipitaciones máximas recogidas en 24 horas durante
el mes de enero y en el número de rayos caídos en un día de este mes.
Pero, ¿por qué 'Gloria' y las demás borrascas están causando tanto daño?
La respuesta está en el cambio climático. Según los especialistas de la
Aemet lo vivido en estos últimos años en el área mediterránea "es coherente con los distintos escenarios de cambio climático que
se vienen realizando desde hace décadas, "que avisan de fenómenos
adversos cada vez más frecuentes e intensos".
Eso sí, desde la agencia
apuntan que "asignarle responsabilidades al cambio climático a un único
evento adverso exige un estudio más complejo y extenso de atribución".
Pero los hechos son los hechos, y la realidad es que Gloria no ha sido el único temporal sin precedentes que
ha azotado el Mediterráneo en los últimos años. Desde hace varios
inviernos la red de estaciones meteorológicas de la Aemet registra
tormentas sin precedentes.
Un ejemplo de ello fue lo sucedido en enero
de 2017, hace solo dos años. Entonces las zonas del interior de la
Comunidad Valenciana y en provincias limítrofes se registraron intensas
nevadas que dejaron a decenas de miles de personas incomunicadas y
estampas de playas blancas.
Oros pasan por lo ocurrido en el verano de 2018, cuando se batió el récord estival de descargas eléctricas
para, posteriormente, el octubre de ese mismo año, tener lugar las
inundaciones en Baleares, donde la riada de Sant Llorenç en Mallorca
dejó 13 fallecidos y las lluvias provocaron que la Aemet registrase el
récord absoluto de máxima intensidad de precipitación en una hora en
Vinaròs (Castellón) con 159,2 litros por metro cuadrado acumulados.
Récord tras récord y catástrofe tras catástrofe
Pero
todo no acaba ahí. La Aemet admite ahora que desde que arrancó 2019 la
frecuencia e intensidad de estos fenómenos de récord parece haberse
disparado, pues se han registrado tres en solo nueve meses: el primero
tuvo lugar en abril, cuando dese el 18 al 22 un temporal provocó lluvias en las zonas costeras de Alicante, Murcia y sur de Valencia que dejaron en cinco días cinco veces más de agua de lo que se registra de media cada año ese mismo mes
y el doble de lo que suele llover una primavera estándar; el segundo en
septiembre, cuando del 11 al 15 las lluvias torrenciales provocaron en
la zona de la Vega Baja la muerte de siete personas
dejando la mayor precipitación acumulada en el promedio comarcal de
todos los conocidos hasta ahora habiéndose registrado más de 300 litros
por metro cuadrado en un día; y el tercero, la reina de los récords, Gloria.
Esta borrasca, que tal y como apuntan desde la Aemet, "se llevó la
gloria y la autoría del temporal que afectó al país entre el 19 y el 25
de enero, en realidad la borrasca ni se creó por un proceso de
ciclogénesis explosiva ni fue especialmente profunda". De hecho, Gloria necesitó de otros dos ingredientes más para convertirse en una borrasca devastadora que batió todos los récords.
El
primero fue un anticiclón anómalo tanto en extensión como intensidad
que se encontraba posicionado sobre Inglaterra y el segundo un masa de
aire húmedo de procedencia subtropical que
ya se encontraba en el Mediterráneo antes de la llegada de Gloria y que
fue canalizado por la borrasca.
Así, según explican los meteorólogos,
mientras Gloria inyectaba aire húmedo, el anticiclón ayudaba a
incorporar aire más frío procedente del continente. ¿El resultado? un
temporal que acumuló récords de todo tipo:
- La ola más alta: una boya de Valencia marcó 8,44 metros de altura significante, un valor que supera el máximo del que se tenía conocimiento hasta el momento, 8,15 metros.
- Más rayos por día: el 21 de enero se registró el mayor número de descargas eléctricas, con 3.035 rayos caídos en la Comunidad Valenciana, la cifra más alta desde que se recogen datos (1990).
- Más lluvia: Aunque destaca la cifra de que en 5 días se registrasen más de 300 litros por metro cuadrado en siete estaciones distintas, el récord diario estuvo en el aeropuerto de Barcelona, donde se recogían 27 litros por metro cuadrado el día 21, superando la cifra que se había registrado hace 75 años, en Tortosa, que se recogió el doble del anterior récord, que había tenido lugar 90 años antes y en Daroca (Zaragoza), donde la lluvia acumulada fue el mismo 21 el doble que el último récord registrado 70 años antes.
- Récord de nieve en Vilafranca: en Vilafranca (Castellón) se superó el día 21 de enero la cifra máxima histórica de la serie de datos de la Aemet que marcaba los 80 centímetros acumulados el 7 de marzo de 1968. Desde ese momento, la cifra a batir es 86 centímetros.
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