ALICANTE.- La prima hermana de Alejandro Ponsoda, el alcalde de Polop asesinado a tiros en octubre de 2007, ha afirmado este lunes en la Audiencia Provincial que, tras el entierro, unos testigos vieron a Juan Cano, sus sustituto en el consistorio y acusado de ser el principal instigador del asesinato, "brindar con champán" en una venta de Benimantell.
La testigo, que ha afirmado que cada vez que Cano la veía por el pueblo la llamaba "hija de puta", ha admitido que tiene "miedo" y ha asegurado, hasta tres veces seguidas, que esa persona", en alusión al acusado, les "odia".
Según su versión, su primo le dijo que "le querían hacer dimitir" y que Juan Cano aseguró que "antes de Navidades" sería el alcalde. Además, asegura que personas que iban a los plenos humillaban e insultaban a Ponsoda "y él callaba".
Otro testigo, monitor deportivo y asesor de Alejandro Ponsoda, ha confirmado que Juan Cano insultó y amenazó al ex alcalde en un "pleno movida", en el que, según le comentó el primer edil, "se había puesto como un animal".
El asesor, que ha admitido que tenía una relación de amistad y confianza con Ponsoda, ha indicado, a preguntas del fiscal, que le notó "cierto nerviosismo" y que "le habían amenazado". Según el testigo, el exalcalde pronunció la frase de "pueblos pequeños e infiernos grandes", en relación a que le estaban dejando de lado en el Ayuntamiento.
El testigo ha confirmado que acompañó al ex alcalde a la Diputación Provincial por un tema relacionado con una infraestructura deportiva y que, previamente, Ponsoda se reunió con el ex dirigente del PP provincial José Joaquín Ripoll para comunicarle su deseo de dimitir como alcalde.
Asimismo, ha explicado, a preguntas de las partes, que Ponsoda le defendió cuando se metían con él y con su puesto de trabajo, a la vez ha reconocido que, tras el suceso, le comunicaron por teléfono que "podía deberse a cuestiones como su homosexualidad".
Por su parte, el electricista del Ayuntamiento de Polop, que también ha declarado en la Audiencia Provincial, a petición de las acusaciones, ha indicado que Alejandro Ponsoda y Juan Cano "siempre estaba enfadados" y que la actitud de desprecio se produjo, "desde siempre", con frases como "no vales para nada" y que "lo iba a echar", ha dicho.
Ha asegurado que "siempre había insultos", aunque a preguntas de las defensas ha admitido que, "al resto de los concejales también los despreciaba".
El testigo ha explicado que la mañana del asesinato, tras una reunión entre Juan Cano, Alejandro Ponsoda y María Dolores Zaragoza, se cruzó con estos últimos en el Ayuntamiento "muy alterados". Ha explicado que les preguntó por lo que había pasado y que la respuesta del alcalde fue: "Calma, que todo iba a pasar" y que "Cano siempre es así" que "no hay que hacerle caso".
Por su parte, un vecino de Polop amigo de Ponsoda ha afirmado, al igual que otros testigos, que antes de las elecciones el alcalde le dijo que no quería el cargo y le confesó que "tenía miedo de que pasara algo".
Los médicos forenses que practicaron la autopsia al exalcalde de Polop, han asegurado, a preguntas del Ministerio Fiscal, que al haber realizado la autopsia después de que fuera intervenido y de que pasara una semana en la UCI del Hospital General de Alicante, "hay elementos que no se pueden analizar con el mismo detalle que si se hubiera realizado tras el crimen".
Ponsoda falleció el 27 de octubre en el centro hospitalario de Alicante por un fallo multiorgánico tras padecer sepsis por una lesión pulmonar y traumatismo craneoencefálico secundario por herida de arma de fuego. A preguntas de las defensas, los forenses han indicado que era posible que el exalcalde hubiera podido sobrevivir, aunque con graves secuelas cerebrales.
En esta sesión, los médicos forenses han apuntado que Ponsoda tenía una herida por arma de fuego en la cabeza, practicada "a un metro de distancia", que entró por el lazo izquierdo y que se desplazó hacia el lado posterior derecho "arrasando el tejido encefálico".
Los forenses han indicado que el proyectil fue extraído en una intervención quirúrgica, por lo que no tuvieron acceso a la bala. Además, indican la existencia de una segunda herida en el labio superior, probablemente debido a un segundo proyectil.
Los galenos aseguran que al haber sido intervenido y limpiado la zona, tan solo han contado con fotografías para establecer los restos de pólvora en la cabeza de la víctima, y que las pruebas se han limitado a la existencia de un "tatuaje" en la mejilla izquierda.
El médico forense que trató a las hijas de Alejandro Ponsoda, hasta en dos ocasiones, a petición del Juzgado, ha indicado que ambas, tras el asesinato de su padre en 2007, han sufrido cambios en su personalidad como el aislamiento social, ira, pesimismo, suspicacia y desconfianza, así como diferentes síntomas como la cefalea y vómitos. Ambas presentan un cuadro de depresión reactiva, cuya secuela es el Síndrome Ansioso Depresivo Moderado.
La magistrada presidenta del Tribunal del Jurado ha anunciado que estudiará la puesta en conocimiento del juzgado de guardia de una presunta amenaza telefónica que ha recibido uno de los testigos de la acusación que ha declarado este lunes a propuesta del fiscal.
No obstante, de momento, ha señalado que la denuncia realizada en tercera persona por otro testigo, "no parece que haya sido muy concreta".
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