El cofundador de Microsoft se enorgullece en esta valoración del alto nivel de innovación que ha puesto en marcha el ser humano para luchar contra el virus. "Hemos visto lo rápido que podemos cambiar nuestro comportamiento, como individuos y como sociedades, cuando las circunstancias lo requieren", explica. Así, enumera una serie de factores que dan alas a un sentimiento optimista.
Las nuevas vacunas suelen tardar entre 10 y 15 años en fabricarse. Por lo tanto, el desarrollo de múltiples vacunas Covid-19 de alta calidad en menos de un año no tiene precedentes. Aparentemente podría parecer un milagro, pero, las vacunas del Covid-19 son el resultado de décadas de cuidadosas inversiones, políticas y asociaciones que establecieron la infraestructura, el talento y el ecosistema habilitador necesarios para implementarlas con tanta rapidez.
"Tenemos que agradecer a científicos de todo el mundo por sus años de investigación fundamental", explica Gates.
Gracias a la secuenciación genómica, que identifica la composición genética única de un virus, los científicos han podido identificar y rastrear variantes emergentes. Históricamente, dice Gates, la mayor parte de la secuenciación genómica en el mundo ha tenido lugar en Estados Unidos y Europa.
Pero durante los últimos cuatro años, las organizaciones han estado invirtiendo en la construcción de una red de vigilancia genómica en África, para que los países del continente puedan secuenciar virus como el Ébola y la fiebre amarilla.
A pesar de esta evolución, el filántropo explica que es insuficiente que los países ricos sean los únicos con el equipo y los recursos para secuenciar el virus. Por ello, 'agradece' a la pandemia que haya servido para reforzar la importancia de respaldar la capacidad de los países de ingresos bajos y medianos para recopilar y analizar sus propios datos, porque beneficia a todos.
El multimillonario explica que muchas de las innovaciones revolucionarias del año pasado tienen una cosa en común: surgieron de semillas que se plantaron años, o incluso décadas, antes. Una realidad que pone de manifiesto que cada vez está más claro que necesitamos más gobiernos, organizaciones multilaterales y fundaciones para realizar inversiones con visión de futuro, sabiendo que los rendimientos podrían tardar muchos años en llegar.
"Debemos trabajar con otros para ayudar a los investigadores talentosos de todo el mundo a identificar nuevas herramientas y tecnologías que podrían ser componentes básicos para resolver una multitud de desafíos. Y debemos fortalecer la colaboración entre países y sectores para trabajar juntos hacia objetivos comunes", escribe.
El filántropo destaca que en esta crisis del coronavirus se ha podido ver como las zonas del mundo más pobres han tenido respuestas más lentas frente a la pandemia. Así, apoya la inversión en África para la fabricación de vacunas.
"El continente, hogar del 17% de la población mundial, tiene menos del 1% de la capacidad de fabricación de vacunas del mundo. Si los líderes africanos, con el apoyo de los donantes, invierten y construyen un ecosistema regional sostenible de desarrollo y fabricación de vacunas, es mucho menos probable que el continente sea el último en la fila en una futura pandemia", asegura.
La pandemia, sentencia Gates en su análisis, le ha enseñado al mundo una lección importante: la respuesta a las crisis comienza años antes de que sucedan. Y si queremos ser mejores, más rápidos y más equitativos en nuestro enfoque para lograr los Objetivos Mundiales para 2030, debemos comenzar a sentar las bases cuanto antes.
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