VALENCIA.- La cara B de la alegría mayoritaria entre los conductores que ayer empleaban la AP-7 liberalizada por
primera vez se vivía a unas decenas de metros en dirección al este y
por debajo: paralela a la autopista discurre la ya obsoleta carretera
nacional 332, jalonada de gasolineras, bares de carretera y travesías de municipios costeros de La Safor y La Marina que ahora temen que el desvío del tráfico a la autopista, con hasta
tres carriles por sentido por el único vial por dirección de la N-332,
suponga la sentencia de muerte para miles de comercios y negocios que
han crecido durante casi medio siglo al calor de la única alternativa,
aunque lenta e insegura, a la cara autopista de peaje, plantea Las Provincias.
Cerca de Ondara, en un bar de carretera, Maite se encoge de hombros.
«Qué quieres que te diga. Para nosotros nos viene muy mal», admite
mientras limpia la barra de su local, prácticamente vacío en torno a las
12 horas del día de Año Nuevo.
«Hoy no porque es 1 de enero, pero en
fines de semana y a veces también entre semana a esta hora esto estaría
lleno de gente almorzando y demás, y ahora nos tememos que no va a venir
nadie. Habrá menos coches y no sé qué va a ser de nosotros», reconoece.
Preguntada por si alguien tanto del ministerio como quizá del
ayuntamiento ha acudido a su local a interesarse por sus necesidades o a
ofrecer ayudas, Maite se echa a reír y niega enérgicamente.
«Nadie,
aquí no ha venido nadie. A ver si llegamos a 2021», dice, antes de
despedirse para ir a anteder a uno de sus parroquianos habituales de
este bar de carretera.
Las gasolineras también temen la reducción del volumen de
negocio, pero reconocen que menos.
En una estación de servicio cerca de
Cullera, uno de los empleados explica el motivo: «En la AP-7 no hay
gasolineras. O sí, pero muchas menos. Así que nos imaginamos que cuando
alguien necesite gasolina de verdad, saldrá antes de hora, antes de la
salida que le toque, y se meterá en la nacional para repostar. Luego
volverá a salir, como ahora los peajes están abiertos...».
Sin embargo,
en varios puntos de la nacional, tanto en esta como en la N-340, en
Castellón, hay dos gasolineras, una por sentido, enfrentadas. Son
siempre de la misma empresa y los trabajadores preguntados por este
diario temían ayer que las multinacionales que las poseen decidieran
cerrar una de las dos, la que menos negocio tenga, para mantener una
abierta, o convertirla en estación de autorrepostaje para así poder
prescindir de la mano de obra. Dudas constantes, por tanto, en la
nacional.
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