Respondieron rápido apostando por “el consenso científico” -algo que no existe- porque al hacerlo creían parecer más cultos y modernos.
Ahora se está demostrando que no solo no tenían ni idea de lo que decían si no que tras dos años siguen sin haber cuestionado ni leído nada en absoluto; ven telediarios, escuchan la radio y ojean periódicos que dicen todos lo mismo.
Su orgullo les impide dar su brazo a torcer, sobre todo a esos médicos que han aconsejado a su propia familia que se inoculen y ya han visto morir y enfermar a varios.
Reconocerlo ahora implicaría pedirles perdón por haber fingido seguridad y conocimiento cuando en realidad lo único que hicieron fue creer al sistema que era lo más cómodo y lo que no les daba ningún problema social ni profesional.
Entonces no los tuvieron pero los van ustedes a tener pronto porque se está destapando el desastre que son estas inyecciones, los cientos de miles de muertos, los millones de efectos adversos graves y crónicos que arruinan la vida de tantas personas.
Cuanto más tarde peor será, ustedes doctores han fingido saber de virus cuando en su carrera no los estudian; ustedes doctores han simulado conocer los efectos de las terapias génicas sin haber leído ni siquiera los prospectos; ustedes doctores han traicionado la confianza de personas que los adoran, padres, hijos, hermanos, amigos y pacientes por no saber decir a tiempo “no lo sé”
Ustedes doctores están escondidos tras sus batas blancas esperando a que todo pase y nadie se acuerde de que fueron ustedes los que presionaron a la gente para inocularse.
Ustedes doctores incluso se atrevieron a criticar y acusar a sus propios compañeros que si leyeron, que si se molestaron en investigar y que además fueron valientes.
Ustedes doctores siguieron pasando consulta mientras los expedientaban, desacreditaban y expulsaban, y continuaron escondidos tras los protocolos diciendo “las vacunas son buenas”.
Ustedes doctores están viendo perfectamente la cantidad de muertes, cánceres nuevos o revividos, ictus, infartos, vasculitis, problemas oculares y hasta suicidios de gente inoculada y no lo están reportando como posible efecto de las “vacunas”.
Ustedes doctores están siendo cobardes, llevan años recibiendo regalos en forma de congresos, dinero, becas y ascensos y engañándose a sí mismos diciendo que si no lo aceptaran perderían formación; buscan excusas para sus conciencias, se dicen que lo merecen, que han estudiado mucho, que han trabajado mucho y que, al fin y al cabo al paciente eso no le afecta porque ustedes los van a tratar igual.
Pero no es así doctores, y lo estamos viendo, quien hace un pacto con la Mafia tarde o temprano tendrá que devolverles el favor, y ustedes, doctores, lo están devolviendo con su silencio.
(*) Zoologo, profesor universitario y activista social
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