VALENCIA.- Sacar a los sacerdotes de los hospitales es la petición que el senador de Compromís, Carles Mulet,
hará al nuevo Gobierno. La coalición nacionalista, que con el voto de
su único diputado en el Congreso ha apoyado la investidura de Pedro
Sánchez, exigirá que se garantice la aconfesionalidad del Estado en los centros sanitarios, que actualmente considera que no se respeta "por los convenios exclusivos con la Iglesia Católica".
"Quien tenga vicios, que se los pague", asegura en
Twitter el senador para justificar su petición de que no hay ninguna
religión sea "sufragada por fondos públicos" para dar asistencia en los
hospitales, tal como recoge El Mundo.
"El objetivo no es extender este tipo de asistencia al resto
de religiones, sino evitar que cualquier religión se inmiscuya en los centros sanitarios",
defiende la coalición en un comunicado que Mulet puntualiza en Twiiter:
"Que lo pague cada religión. Si soy protestante, adventista, judío,
pastafari, mulsumán o budista no tendré ese servicio que sí tienen los
católicos pagado con dinero de todos".
Para Mulet, el ejemplo es Ceuta y Melilla.
En las ciudades autónomas es el Gobierno quien presta los servicios
sanitarios a través de Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa),
que mantiene la presencia de sacerdotes en los hospitales, "justamente
ciudades donde la religión con más seguidores no sería la católica,
según el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas)".
Por
ello, la coalición quiere saber qué cantidad de fondos públicos se han
destinado para asistencia religiosa, en qué hospitales o centros
sanitarios, y para que confesión religiosa desde 1986, fecha en la que
el antiguo Insalud firmó un convenio con la Iglesia que, para Compromís,
"atentaba contra la aconfesionalidad del Estado consagrada en la
Constitución".
En este acuerdo "se garantizó por parte del
Estado a la asistencia religiosa católica de los católicos ingresados en
hospitales, pero no la asistencia al resto de confesiones o sectas
religiosas". "La asistencia religiosa no forma parte de ninguna rama de la medicina moderna", recalca.
Se trata de un convenio que, a su juicio, "contradecía el artículo
14 de la Constitución, en cuanto a la discriminación a los españoles
según su religión, o el 16 porque solamente se colabora con una religión
de las existentes en el Estado".
La coalición insiste en que
"la asistencia religiosa no forma parte de lo estipulado en artículo 43,
en cuando a los derechos reconocidos a la salud".
"Es más, ciertas posturas integristas religiosas en materias éticas o morales pueden ir contra los principios básicos de la ciencia o la medicina", advierte.
Para Compromís, es necesario «evitar las interferencias (pagadas con dinero público) religiosas, mitológicas, mágicas o pseudocientíficas en los centros hospitalarios públicos, bajo la excusa de asesoramiento ético, moral o religioso».
Apocalipsis zombi
Carles Mulet ha destacado en el Senado por sus polémicas propuestas y sus performances en el hemiciclo. En su debut en la Cámara Alta en representación de las Cortes Valencianas -es senador territorial- rompió una foto de Susana Díaz
por haberse referido a Compromís como "la izquierda inútil", mostró
fotocopias de los papeles de Bárcenas, destinó un minuto de intervención
a pronunciar de manera reiterada "Cataluña" para evidenciar el hartazgo sobre el tema para el resto de territorios o preguntó al Gobierno de Rajoy si tenía un protocolo ante un apocalipsis zombie
a España.
Fue su forma de denunciar que las respuestas del Ejecutivo a
las preguntas de diputados y senadores, especialmente las referidas a
Memoria Histórica, "no aportan ningún tipo información" y son de "mala
calidad o una burla habitual".
Mulet también ha lanzando mensajes a través de camisetas, la más
llamativa la que vistió con el personaje del señor Burns (de la serie
Los Simpson) cuando interpeló al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
El
senador castellonense ha sido uno de los parlamentarios más activos.
Desde su llegada al Senado en julio de 2015 ha formulado más de 20.000 preguntas,
lo que provocó que la Mesa del Senado optara por pedir a los portavoces
de los grupos que justificaran sus preguntas de control.
Mientras Compromís defenderá en el Senado la necesidad de dejar
cualquier confesión religiosa fuera de la hospitales, en la Comunidad
Valenciana han optado por abrir las puertas de los centros escolares a
la enseñanza del Islam.
Islam en los colegios
No es la primera vez que Compromís se manifiesta a favor
de acabar con la presencia de la religión en los servicios públicos,
pero no ha podido lograrlo. Es más, ha tenido que abrir la puerta a la
entrada de confesiones, por ejemplo, en los centros escolares.
En
septiembre de 2018, la Conselleria de Educación en la Comunidad
Valenciana, dirigida por el nacionalista Vicent Marzà, anunció que se
impartirían en los colegios clases de religión islámica siempre que las
familias lo solicitasen.
«Si fuera por nosotros, no se impartiría
ninguna religión en los centros educativos valencianos», justificaron
entonces fuentes de la conselleria, pero «la normativa estatal obliga y,
de hecho, todos los centros imparten religión católica».
«Esta
Administración está obligada a velar por ofrecer también la asignatura
de otras religiones cuando sus representantes lo piden y tienen firmados
convenios estatales», justificó.
El sueldo de los profesores encargados
de esa docencia sería costeado por la Generalitat y serían elegidos por
la Comisión Islámica, siguiendo las mismas pautas que los profesores de
religión católica.
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