VALENCIA.- El fenómeno de la España vaciada es también una realidad en la Comunitat. Las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) lo confirman. Los municipios valencianos más pequeños, los que tienen menos de dos mil censados, han perdido cerca de diez mil habitantes entre 2015 y 2019, es decir, el 5% de los vecinos.
De nada o muy poco han servido las medidas anunciadas por el Consell para invertir la tendencia. El fenómeno de la despoblación ha
estado presente en cinco de los seminarios semestrales del ejecutivo
del gobierno del Botànic.
Entre otras actuaciones se ha propuesto el
desarrollo de una Agencia Antidespoblamiento para potenciar «acciones transversales» o se ha planteado impulsar la colaboración con los ayuntamientos con una comisión interdepartamental.
Las promesas han sido muchas y también los anuncios. Pero hasta ahora las medidas concretas no han sido tantas. Uno de los planes estrella del Consell contra la despoblación ha sido la instalación de cajeros automáticos
en 123 municipios en riesgo. Se está a la espera de que se publique el
decreto que haga efectiva la decisión.
Por otro lado, el presidente de
la Generalitat, Ximo Puig,
se ha comprometido a que este mismo mes se ponga en marcha una línea de
préstamos públicos a interés cero a emprendedores ubicados en estas
comarcas.
También se han concedido ayudas para poner en marcha brigadas forestales en
muchos de estos municipios, una iniciativa que se ha convertido en
fuente de empleo en las localidades afectadas por la despoblación en los
úlitmos años.
El diputado de Ciudadanos Vicente Fernández ha
denunciado que estos anuncios son un «brindis al sol porque las medidas
concretas son muy pocas».
Recordó que el pasado mes de noviembre
presentaron una proposición no de ley en la que plateaban una docena de
acciones basadas en el plan nacional aprobado por el Gobierno de Sánchez y que incluían exenciones e incentivos fiscales .
«El tripartito votó en contra», apuntó Fernández.
De hecho la tendencia no se ha invertido. Todo lo contrario. El fenómeno continúa con su lento goteo.
Según el Consell 72 municipios valencianos se encuentran en riesgo de
desaparición. La mayor parte se localizan en las comarcas del interior
de la Comunitat. Las más amenazadas, según el Comité Económico y Social (CES), se encuentran en el interior de Valencia y Castellón.
Todas ellas presentan un crecimiento demográfico negativo: el Rincón de
Ademuz (-24,29), l'Alt Maestrat (-19,79), els Ports (-15,68), el Alto
Mijares (-8,22), los Serranos (-5,38), el Valle de Ayora (-4,63) y la
Canal de Navarrés (-2,35).
Casas Bajas, en el Rincón de Ademuz, es uno de estos municipios.
Casas Bajas ha perdido el 43% de sus habitantes en los
últimos veinte años. Pero no se resigna y presenta algunos síntomas
positivos como los 16 niños que asisten al colegio, cuando hace unos
pocos años eran sólo cuatro.
El Rincón, con menos censados que una calle de Valencia
El Rincón de Ademuz es una de las comarcas más despobladas de la Comunitat. Suma, según datos de 2019, 2.266 habitantes, mucho menos que una calle de Valencia como la avenida del Cid que tiene 5.439 empadronados o Pintor Maella, con 3.199.
Castielfabib, el punto de encuentro entre los tres reinos, es un pueblo que sufre el éxodo de habitantes. En los úlitmos veinte años ha perdido casi el 40% personas censadas. Recientemente ha sufrido dos nuevos golpes. Uno es el cierre de uno de los dos bares que había en el pueblo.
Y casi al mismo tiempo se quedó sin supermercado. Tampoco tiene colegio, que se clausuró hace ya unos años, de forma que los cinco o seis niños que viven en el puebo tienen que coger el autobús. El médico se acerca dos veces por semana (los lunes y jueves). Para cualquier compra los vecinos se suben al coche hasta alguna localidad cercana. Eso sí, el panadero sube todos los días hasta la plaza del pueblo y el frutero pasa un par de días a la semana.
Afortunadamente tienen farmacia, aunque en ocasiones tienen que ir hasta Torrebaja a por el medicamento. «Los pueblos se van hacia abajo rápido», señala Octavio Casino mientras observa como su padre Ceferino, que ha vivido toda la vida en Castielfabib, controla las ovejas. Octavio sí que ha tenido que abandonar su lugar de nacimiento para poder ganarse la vida y compagina su vida entre Canet y Castielfabib.
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