miércoles, 25 de marzo de 2020

La ‘Operación Balmis’ rescata la figura del médico alicantino de Carlos IV que llevó la vacuna de la viruela a América


MADRID.- El Real Jardín Botánico (RJB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) prepara una exposición para dar a conocer el legado del alicantino Francisco Javier Balmis, que da nombre a la 'Operación Balmis' puesta en marcha por las Fuerzas Armadas para luchar contra la propagación del coronavirus en España. 

Balmis fue el médico personal del Rey Carlos IV, a quien convenció al monarca para extender por América del Sur la vacuna de la viruela, entonces recién descubierta.
El Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) custodia parte del legado de este cirujano militar que dio la vuelta al mundo junto al también médico militar José Salvany, entre los años 1803 y 1806 en el marco de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, cuya documentación se conserva en el archivo, la biblioteca y el Herbario de la institución científica. Juntos propagaron la recién descubierta vacuna contra la viruela.
La Real Expedición, llegó a La Guaira (Venezuela), donde se dividió en dos. Por un lado, Salvany, su segundo cirujano, se adentró en Nueva Granada y el Virreinato del Perú, mientras que Balmis se trasladó a Caracas y de ahí a La Habana, Nueva España, Macao y varias provincias de Cantón, en China, desde donde regresó a España en 1806 no sin antes vacunar, de vuelta a nuestro país, a la población de Santa Elena, una colonia británica a cuyas autoridades tuvo que convencer para hacerlo.
Balmis fue acompañado en su expedición por Isabel Zendal Gómez, considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la primera enfermera de la historia en misión internacional.
La historia de la expedición se custodia en el Real Jardín Botánico, donde destaca un oficio de 1806 de Pedro Cevallos, ministro de Estado de Carlos IV, a Francisco Antonio Zea, científico, naturalista, discípulo americano de Mutis y director del Real Jardín Botánico entre 1804 y 1809. 
En este documento que se conserva en el Archivo, el ministro le comunica la llegada de cajones de plantas traídas por Francisco Javier Balmis de Macao y Cantón, que servirían para conocer mejor la botánica de esta zona del planeta.
También consta una carta de 1804 del comerciante, economista y político colombiano José Ignacio de Pombo dirigida a José Celestino Mutis en la que le notifica que Balmis ha dividido su expedición, yendo él hacia México por Cuba, y José Salvany hacia Nueva Granada para propagar la vacuna tras naufragar en el río Magdalena.
Otro documento de interés que se conserva es el testimonio de un poder general otorgado por Francisco Peralta, administrador de la botica del Real Hospital de Manila, a favor de Francisco Javier Balmis en Madrid, fechado en 1806.
Resulta paradójico comparar ahora que esta expedición dirigida por Salvany se encargó de difundir en los siguientes años la vacuna por toda América del Sur. El ingente trabajo de este médico catalán afectó gravemente en su salud. De hecho, murió de agotamiento en Cochabamba (Bolivia) en julio de 1810.
Pero incluso antes de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, Balmis ya era una figura relevante con un legado, ya que existe en el Real Jardín Botánico el duplicado de una carta de Martín Sessé al que fuera director del Jardín Botánico Casimiro Gómez Ortega, en la que le hace partícipe del interés de Francisco Javier Balmis en incorporarse a otra expedición, la dirigida por el propio Sessé y Mociño a Nueva España entre 1787 y 1803.
También se conserva el expediente en el Archivo sobre la solicitud de Balmis de raíces de agave y begonia que le servirían para publicar en 1794 su Tratado de las virtudes del agave y la begonia, de las que destaca su eficacia para lo que él denomina “curación del vicio venéreo y escrufuloso”, hoy llamadas infecciones de transmisión sexual.
La documentación de Francisco Javier Balmis en el Botánico es ingente ya que en sus fondos hay distintas publicaciones sobre su figura. 
Una de las publicaciones más importantes que la institución científica califica de “joya científica y artística” es su colección de dibujos chinos. Se trata de 230 láminas dibujadas en papel de algodón que Francisco Javier Balmis recibió como regalo por su labor sanitaria durante su visita a Cantón y Macao y que en 1815, haciendo gala de la generosidad que presidió toda su vida, donó al Real Jardín Botánico y que custodia el Archivo.
Precisamente, el Real Jardín Botánico está preparando una exposición para recuperar la figura de Balmis en la que se podrán ver estas láminas que se reprodujeron por primera vez en 2006.

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