La asociación agraria alicantina señala que son tres los problemas fundamentales que atraviesan los cereales en nuestra provincia. Por un lado, la extrema sequía que en el caso de Alicante se ha convertido en endémica.
«No existen apenas sistemas radiculares que hayan prosperado».
La ausencia de precipitaciones de los últimos años y las altas temperaturas ha ocasionado que la tierra esté extremadamente seca, por lo que no se han desarrollado raíces precisamente por ausencia de humedad en los sustratos.
En este sentido, los expertos de ASAJA señalan que aunque lloviese a partir de ahora, no serviría de nada, y la poca pluviometría de estos días ha sido «aislada e insuficiente».
En segundo lugar, el responsable de seguros agrarios de ASAJA Alicante, Antonio Gascón, explica que los rendimientos que les permiten asegurar a los cerealistas son muy bajos, y por eso el porcentaje de contratación no es elevado.
«Lo que debería ser una herramienta eficaz se ha convertido en una opción poco atractiva y con plazos mal adaptados según las circunstancias climáticas actuales».
Tras las peritaciones Gascón afirma con contundencia que «ya se puede certificar con total seguridad que los daños serán muy cuantiosos y que no habrá cosecha».
Por último, si la fauna salvaje (conejos, muflones, arruíes y cabras montesas) ya era un problema, con la severa sequía los animales tienen más hambre y resultan devastadores para el poco cultivo que consigue progresar.
El presidente de ASAJA Alicante, José Vicente Andreu, quien también ha visitado la zona, solicita a la Conselleria de Agricultura un plan urgente para garantizar la supervivencia del secano, que se encuentra en grave amenaza de desaparición.
«Consideramos esencial prorrogar las ayudas para paliar los efectos de la sequía y llevar a cabo acciones concretas que compensen a los agricultores que han asegurado sus cosechas y no han obtenido rendimientos».
Se debe tener en cuenta que esos cerealistas han corrido con gastos como el gasóleo o el arado, entre muchos otros, que no verán compensados de ninguna manera pues no obtendrán ingresos.
La organización estima que las perdidas económicas superan los 2 millones de euros en esta campaña, con 9.400 toneladas menos de cereal en las alrededor de 3.500 hectáreas de cultivo.
El año pasado, por estas fechas las matas del cereal ya habían enraizado, aunque el exceso de calor las quemó. Sin embargo, este año, el terreno se encuentra mucho más árido y no se ha absorbido el agua suficiente para que este proceso se complete debidamente, por lo que las matas visibles no serán fructíferas por falta de humedad.
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