BARCELONA.- No han pasado veinticuatro horas de la dura derrota del PSOE y del PSPV-PSOE en las elecciones generales, y en el socialismo valenciano ya se han evidenciado las semillas de una nueva crisis. De una nueva batalla interna en la que militantes del partido exigirán la cabeza del secretario general Jorge Alarte, a quien se responsabiliza de la pérdida de más de 400.000 votos en esta elecciones respecto al 2008, y de la abultada derrota en los pasados comicios autonómicos, según publica 'La Vanguardia'.
El ex diputado autonómico, Manolo Mata, y Francesc Romeu, que ya presentó batalla en el último congreso, se postulan para sustituir a Alarte. Mientras, el actual líder del PSPV-PSOE pide calma, quiere evitar una nueva guerra fraticida como las muchas que ha sufrido esta federación desde que en 1995 se perdiera, a favor del PP, la Generalitat Valenciana: Eduardo Zaplana se la arrebató a Joan Lerma.Y espera a observar qué decisiones adopta la dirección federal del PSOE para adaptar los cambios en Valencia.
Manolo Mata, al que la dirección del partido le ha impedido ayer utilizar las instalaciones del PSPV-PSOE en la sede de la calle Blanquerías, ha sido el primero en dar el paso. Ha elaborado un manifiesto publicado en su blog en el que en definitiva pide una profunda reflexión sobre las causas del socialismo valenciano, reclama que el partido se abra a la sociedad (incluso solicita primarias al estilo francés) y, como ha señalado esta mañana, exige que cuanto antes se celebre o un congreso o unas primarias para renovar la dirección del partido "sin esperar a ver qué decide el PSOE".
Mata, que es también miembro de la corriente Izquierda Socialista, se ha declarado "dispuesto a liderar el cambio", y ha exigido que Jorge Alarte asuma "su responsabilidad en esta derrota". Francesc Romeu, que ya luchó por liderar el partido en el último congreso del PSPV-PSOE - el mismo que ganó Alarte - ha comenzado a movilizar a sus seguidores para establecer una línea de trabajo de cara a un hipotético congreso extraordinario. Romeu defiende posturas muy cercanas a las de Mata.
En este sentido reclama primarias - con voto secreto de simpatizantes y militantes -, apertura del partido a la sociedad y ha denunciado reiteradamente lo que a su juicio es el "sectarismo impuesto por la actual dirección". Romeu al igual que Mata no han encontrado muchas facilidades para divulgar sus mensajes en el partido.
La elección de Alarte supuso, en su momento, un punto de inflexión en una federación que ha estado siempre controlada por el denominado "aparato lermista" - seguidores de Joan Lerma -. Sin embargo, lejos de revitalizar a una federación anclada desde hace 16 años en la derrota, Alarte ha visto cómo los apoyos sociales a su proyecto han mermado, así como los resultados electorales. Polémicas como la confección de las listas, la "recolocación" de políticos en puestos de asesores, en detrimeno de buenos profesionales, el pacto con el sector lermista - al que teóricamente venció en el Congreso - o el rechazo absoluto a cualquier crítica externa o interna, han deteriorado el proyecto.
Las elecciones han confirmado, además, que el PSPV-PSOE se desangra en favor de opciones políticas que le están quitando su espacio como Esquerra Unida del País Valencià, EUPV, Compromís y UPyD. Partidos que de continuar la debacle del socialismo valenciano podrían arrebatarle gran parte de su protagonismo en el futuro.
El problema principal del PSPV-PSOE es que si bien la crisis y el deterioro general del PSOE le ha perjudicado en las dos útimas convocatorias, no lo es menos que en el 2004, cuando los socialistas españoles recuperaron terreno, los valencianos no lo hicieron. Las causas parecen ser mútiples; desde la dificultad para elaborar un discruso alternativo al PP, la indefinición respecto a algunos temas clave, la dificultad para plantear políticas que contravienen a la dirección política del PSOE, la pérdida de estructura comarcal y local o la falta de medios de comunicación para difundir mensajes.
Mata y Romeu creen que a todo esto se suma la incapacidad de la actual dirección política del PSPV-PSOE para renovar y reactivar a un partido que en lo 80 fue hegemónico. Se aventura, por eso, una nueva guerra.
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