BUCAREST.- De fábrica prolífica de superproducciones épicas
nacionalistas durante el comunismo a uno de los destinos preferidos de
Hollywood para filmar a mejor precio y con buenos profesionales. Este es
el camino recorrido en el último medio siglo por Rumanía como lugar de
rodaje.
Rumanía ha desbancado a países como Hungría o República Checa como
Meca de los grandes rodajes internacionales, como explicaba Terry
Gilliam, uno de los miembros de los Monthy Python y consagrado director
de cine estadounidense.
"Tras la caída del comunismo fue Praga, después Budapest; ahora es
Bucarest", dijo Gilliam, que ha puesto sus ojos en el país balcánico
para rodar sus películas.
También lo han hecho en los últimos años actores y directores como
Andy García, Sharon Stone, Jean Claude Van Damme, Nicolas Cage, Mickey
Rourke, John Voigt, Kevin Costner, Francis Ford Coppola, Miguel Ángel
Muñoz o José Coronado.
Han venido atraídos por los bajos costes, la calidad de los técnicos y
la infraestructura, así como por la variedad de paisajes y entornos
urbanos para grabar, explica Bogdan Moncea, de la productora
Castel Film, la más importante del país.
Las primeras películas extranjeras se rodaron en Rumanía a principios
de los noventa, "y desde entonces se han construido nuevos platós de
rodaje, se ha creado una base material de equipamiento y los
profesionales han estado cada vez más preparados e instruidos en el
sistema americano de hacer películas", cuenta Moncea.
El punto de inflexión lo marcó el rodaje en 2002 de "Cold Mountain",
protagonizada por Jude Law y Nicole Kidman, la producción más grande
realizada nunca en Rumanía y que consolidó el prestigio del país como
destino de la industria del cine.
A este prestigio contribuyó también el éxito en los últimos años en
festivales internacionales como Cannes de la nueva generación de
directores rumanos encabezada por Cristian Mungiu, ganador de la Palma
de Oro por "Cuatro meses, tres semanas y dos días".
Y quizá la tradición de una industria nacional que durante el
comunismo producía al año una treintena de cintas, entre ellas las
impresionantes películas de exaltación de la historia rumana del mítico
Sergiu Nicolaescu.
Una de las mayores ventajas de grabar en Rumanía apuntadas por Moncea
es la diversidad natural y arquitectónica del país, que permite a los
directores ambientar aquí historias muy diversas.
Las casas decimonónicas, sus bloques uniformes de factura comunista y
la ciudad vibrante moderna y cosmopolita son algunas de las opciones
que ofrece la capital.
Cerca, a poco más de dos horas hacia el norte en coche, están las
montañas de Transilvania y sus impecables ciudadelas y castillos
medievales.
Al este queda la costa del Mar Negro, y al sur interminables llanuras desérticas perfectas para las películas del Oeste.
En el centro del país, en la provincia de Arges, se rodó hace ahora un año la miniserie de televisión "Hatfields & McCoys".
Con Kevin Costner como protagonista, la cinta narra la rivalidad
centenaria de dos familias durante la Guerra Civil de los Estados
Unidos, y ha registrado la mayor audiencia de un programa no deportivo
de la historia de la tele estadounidense.
La producción fue una de las grandes triunfadoras de los últimos premios Emmy.
Costner ganó el primer Emmy de su carrera por su actuación, y tres
técnicos rumanos que participaron en el rodaje fueron nominados en la
sección técnica del certamen.
Uno de los operadores rumanos se alzó con el premio al mejor
mezclador de sonido, y Costner alabó a sus colaboradores de Rumanía en
su discurso de la gala.
"Hemos tenido que venir hasta Rumanía para rodar esta historia
americana, quiero agradecer a la comunidad cinematográfica que nos
ayudara en Bucarest", dijo el actor en un gesto muy aplaudido en la
prensa rumana.
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