ALICANTE.- Las reflexiones que la viuda de Vicente Sala plasmó en su diario sobre las relaciones volcánicas entre el clan,
han rescatado una de las grandes dudas
que planean en la familia desde que María del Carmen Martínez apareció
muerta con dos tiros en la cabeza el pasado mes de diciembre. Vicente
Sala padre, ¿quería o no quería a su hijo al frente del holding
familiar? ¿Era su voluntad que la acción de oro pasase a su primogénito
en detrimento de sus tres hijas? Parece que no, según El Mundo.
Pese
a que su esposa volvía una y otra vez sobre el testamento en el que se
recogía que este privilegio -que otorgaba la última palabra de decisión
en los negocios- pasaría de ella a su único hijo varón, la realidad era
otra. La acción de oro se extinguía en ella. Para que pasase al hijo, el
expresidente de la CAM tendría que haber modificado los estatutos de
las empresas y no lo hizo.
Tenía
total poder y autoridad para haberlos cambiado pero optó por dejarlos
igual. Tuvo tiempo, ya que sabía que el cáncer que le habían
diagnosticado era grave, y sin embargo no los modificó a sabiendas que
el hecho de no hacerlo hacía que lo que ponía en el testamento carecía
de validez. De esta manera, dejó a todos sus hijos en igualdad de condiciones en la multimillonaria compañía.
Su
viuda siempre consideró que la acción de oro debía pasar a su hijo y
maniobró para que así fuera. Su empeño le ocasionó un primer revés del
Registro Mercantil de Alicante. Fue después de una junta infernal para
la familia
en la que expulsó a sus hijas del consejo de administración y colocó a
su primogénito como administrador único haciendo uso de la acción de
oro.
El Registro revertió esta situación pero María del Carmen seguía
convencida de que la voluntad de su marido era que Vicente Sala Martínez
acumulara la capacidad de decisión del entramado empresarial.
Aludía
al testamento constantemente. Se olvidaba de que sin la modificación de
los estatutos, el testamento no tenía valor. Para muchos, esta manera
de proceder fue una jugada maestra de Vicente Sala padre;
una forma de contentar a todos: a su esposa (quién creyó que el control
de los negocios quedaba en manos de su hijo pues él nunca le comentó el
detalle de los estatutos), a su hijo (que se atribuyó el papel de jefe
pensando que el contenido del testamento era suficiente) y a sus hijas
(a quienes no perjudicó). Lo cierto es que dejó a sus descendientes en
igualdad de condiciones a base de templar ánimos y de mucha mano
izquierda.
La
prueba de que María del Carmen no aceptaba la situación queda reflejada
en las anotaciones que adelantó El Mundo. Decía estar «dolida»
porque
sus hijas «no cumplían la voluntad de su padre». Mar, Tania y Fani Sala
intentaron contrarrestar el convencimiento de su madre acudiendo a la
vía legal.
Tal como publicó este periódico, las tres hermanas pusieron el conflicto en manos de un bufete de Madrid para demandar a María del Carmen.
La iban a llevar a los tribunales para impugnar el acuerdo alcanzado en
la junta del 19 de septiembre de 2016 donde quedaron fuera del consejo
de administración. La demanda estaba lista para presentar pero el
asesinato de María del Carmen el 9 de diciembre la frenó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario