Las conversaciones habrían tenido lugar entre los días 27 y 28 de mayo. Un día antes, Draghi habló por teléfono con Vladímir Putin para intentar desbloquear el cereal ucraniano en el mar Negro, aunque el diálogo no tuvo ningún resultado fructífero. Rusia jugaba a dos bandas. Por un lado, hablaba con el primer ministro de Italia, mientras que por el otro conversaba en secreto con el partido de Salvini en contra del dirigente italiano.
De esta forma, Moscú habría mostrado un claro interés en una posible crisis política en Italia, que acabaría convirtiéndose en realidad este julio. Tal y como recoge 'La Stampa', "Kostyukov, demostrado el anhelo ruso de un cisma en el Gobierno de Italia, quiso saber si cabía la posibilidad de que la Lega diese la espalda al primer ministro italiano".
Estas informaciones surgen en el contexto de la campaña electoral en Italia tras la descomposición del Gobierno de Mario Draghi, quien presentó su dimisión el 14 de julio ante al desplante de sus socios del Movimiento 5 Estrellas (M5S) en un voto de confianza en el Senado. En un primer momento, el presidente de la República, Sergio Mattarella, pidió al 'premier' que sometiera su renuncia a las cortes italianas.
Apenas una semana más tarde, acudió al Senado, pero únicamente consiguió el apoyo de dos de los socios de la coalición, y los miembros de Lega salieron de la Cámara Alta del Parlamento durante la votación. Esta vez sí, Draghi renunció definitivamente a seguir como primer ministro.
No es el primer acercamiento que muestra la Lega hacia el Kremlin desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania. Salvini ya había dejado claro su interés en viajar a Moscú en un supuesto intento de "parar la guerra".
A principios de mayo, Capuano habría sido contactado por una persona del entorno cercano de Putin para organizar el viaje del líder de la Lega a Rusia. Más adelante, el 19 de mayo, Salvini se habría reunido con el embajador ruso en Roma, llegando incluso a comentar la posibilidad de un viaje del papa Francisco a Rusia.
En la noche del 27 de mayo, la Embajada rusa habría enviado un mensaje de texto con los billetes de avión para el viaje de Salvini, que tendría lugar a través de la compañía Aeroflot y haría escala en Estambul para sortear las sanciones europeas.
En la comunicación, además, el Kremlin habría confirmado un almuerzo con Serguéi Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, y una reunión el 31 de mayo con Dimitri Medvédev, expresidente de la Federación Rusa y vicepresidente del Consejo de Seguridad Nacional del país. Incluso se hablaba de un posible encuentro con Putin.
Finalmente, Salvini renunció al viaje, pero la cosa no quedó ahí. Tras la suspensión de la visita, Capuano se presentó ante la embajada rusa, donde permaneció alrededor de una hora, probablemente con el fin de mantener conversaciones secretas.
El intento del líder de la Lega de reunirse con los máximos dirigentes de la política rusa fracasó, pero todas estas informaciones muestran que hay un amplio material no solo para probar los lazos de la Lega con el Kremlin, también para poner el foco en un posible rol jugado por Rusia en el derrumbe del Gobierno de Draghi.
"En política exterior, hemos asistido a intentos de debilitar el apoyo del Gobierno a Ucrania, de debilitar nuestra oposición al designio del presidente Putin", dijo el primer ministro en su último discurso. Releyendo sus palabras en este nuevo contexto, cobran todavía más relevancia.
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