Esta regulación, a propuesta de la Conselleria de Agricultura, se mantendrá durante la época de floración de los cítricos. Un periodo que, dados los registros actuales de temperaturas y las condiciones previstas para esta primavera, se fija entre el 26 de febrero y el 31 de mayo.
Según ha explicado la portavoz del Consell, Ruth Merino, el gobierno valenciano es consciente de la necesidad de avanzar en la correcta ordenación de los dos sectores.
En esta línea, el acuerdo alcanzado el pasado 13 de febrero con los colectivos implicados recoge iniciativas para conciliar paulatinamente los intereses de la citricultura y la apicultura, que se implementarán durante este año.
Los agentes del sector conocieron en esas reuniones el estudio realizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), a partir del que se ha elaborado un mapa actualizado de riegos de polinización cruzada.
En concreto, los apicultores tendrán, como plazo para retirar sus colmenas de las zonas citrícolas afectadas, siete días desde la publicación del acuerdo en el Diari Oficial de la Generalitat (DOGV).
Entre las excepciones a esta ordenación están los asentamientos apícolas que alberguen un número máximo de 650 colmenas y tengan por escrito el consentimiento de todas las personas propietarias en un radio de un kilómetro.
También se encuentran entre las excepciones los asentamientos de colmenas que se ubiquen en los términos municipales indicados en el acuerdo, siempre que cumplan determinadas condiciones, como estar a una distancia superior a 500 metros de los límites de las parcelas de cualquiera de las variedades de híbridos de mandarino susceptibles de provocar polinización cruzada, albergar un máximo de 150 colmenas por asentamiento o respetar una distancia de al menos 350 metros con otros asentamientos apícolas y contar con el permiso del propietario de los terrenos.
El acuerdo contempla la obligación de toda explotación apícola de cumplir el programa sanitario mínimo que establece el plan anual zoosanitario para 2024. Y añade que todos los asentamientos apícolas estarán dotados de puntos de agua para atender las necesidades fisiológicas de las abejas.
En los años 80 y 90 se plantaron a lo largo de la Comunitat Valenciana variedades híbridas de mandarino que provocaron la presencia de semillas en los frutos de otras variedades del grupo mandarinas que, hasta el momento, no las producían.
La consecuencia fue un menoscabo de la calidad final de algunas variedades de cítricos con grave repercusión comercial negativa. Por ello, con el objetivo de evitar la presencia de semillas en frutos cítricos, se estableció la necesidad de regular la presencia de colmenas en zonas citrícolas.
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