lunes, 4 de junio de 2007

El litoral valenciano cuenta con 16 pecios y 137 yacimientos arqueológicos subacuáticos


MADRID.- Los más de mil yacimientos arqueológicos que albergan los mares de la Península Ibérica hablan de las rutas del Imperio Romano en las costas mediterráneas, del comercio con las Indias en las costas andaluzas y de visigodos, vikingos, o piratas del norte de África en las costas gallegas. Uno de los más antiguos se encuentra frente a la costa de Villajoyosa. Se trata del pecio de Bou Ferrer, que data del siglo VII a. C.

Expertos en Arqueología de distintas comunidades autónomas han informado de la existencia de 80 yacimientos arqueológicos subacuáticos y de 932 naufragios en Andalucía; 900 buques hundidos en la costa gallega, de ellos 400 con interés histórico; 16 pecios y 137 yacimientos en la costa de la Comunidad Valenciana y 760 en Cataluña. Unas evidencias en unos casos reales y en otros sólo documentales que las comunidades autónomas tratan de inventariar, estudiar y conservar.

Carmen García de Rivera, coordinadora del Centro de Arqueología Subacuática (CAS) del Instituto del Patrimonio Histórico Andaluz, puntualiza que los numerosos naufragios en sus costas no son sólo de “galeones con tesoros”, procedentes de las rutas comerciales con América, sino de barcos de distintas tipologías: de guerra, de comercio, buques de estado o mercantes.

Del agua se han recuperado restos del siglo VII antes de Cristo. “Estamos hablando de pecios púnicos, se ha extraído material que podría proceder de pecios o de barcos hundidos en ese siglo y tenemos otros que nos hablan de los siglos III, VI y VII a.c.” relata García de Rivera. En épocas más recientes, lo más antiguos serían del siglo XIV y lo más modernos de 1932, explica.

Historias de hundimientos que recuerda Lourdes Márquez, documentalista del CAS, como el del galeón Santa Cruz (1555), que naufragó en el litoral de Cádiz. Piratas berberiscos se hicieron con el botín cuando agentes de la Casa de la Contratación, el organismo que controlaba todo el tráfico comercial entre España y América, se dirigía al barco a extraer la carga y fueron atacados por los cazatesoros de la época.

O el hundimiento de los galeones San Fracisco Javier y Nuestra Señora de la Victoria en 1656, también en la costa de Cádiz, pertenecientes a una escuadra procedente de Cartagena de Indias que fue atacada por los ingleses. O los barcos hundidos en la Batalla de Trafalgar (1805).

De los fenicios, siglo VII a.c., provienen los restos más antiguos conocidos en las aguas de la Comunitat Valenciana. La mayoría son de la época romana del siglo II a.c. del cambio de Era y de la época imperial de los siglos I y II d.c., explica Enriqueta Vento, arqueóloga de la Dirección General de Patrimonio.

Vento coordina el proyecto de excavación del pecio del Bou Ferrer, un buque romano descubierto en el año 2000 frente a la costa de Villajoyosa y del que arqueólogos de ese departamento están extrayendo las mil ánforas que albergan sus bodegas y el maderamen del barco. En este proyecto Patrimonio invierte más de 140.000 euros anuales.

Barcos que jalonaron el Mediterráneo y que se dedicaban al comercio entre las provincias y Roma para garantizar el abastecimiento de la ciudad y de las legiones romana.

Los vestigios romanos se hacen también patentes en las costas catalanas en las que, según Xavier Nieto, director del Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña, hay imps 760 yacimientos de todo tipo, según la carta arqueológica que comenzaron a elaborar en 1981. “De ellos, un 70% son de la época romana, los más antiguos de los siglos III y II a.c., y el 95% está expoliado”, explica el arqueólogo.

De los 400 buques hundidos en las costas gallegas con interés histórico, el 75-80% son españoles y el resto provienen de todas las nacionalidades imaginables: piratas del Norte de África, vikingos, holandeses, ingleses, franceses...

Miguel San Claudio, que elabora para la Xunta de Galicia la catalogación del inventario subacuático gallego, explica que el naufragio más antiguo del que se tiene noticia data del siglo VI, y se produjo como consecuencia de una lucha entre visigodos y francos que enviaron una flota a Galicia y se la hundieron.

Desde el punto de vista arqueológico, San Claudio destaca una flota musulmana que se hundió en el siglo XIX junto a las islas Cíes. Pero desde el punto de vista histórico recuerda la flota de Padilla, compuesto por 25 buques, hundida cerca de Finisterre cuando iba a invadir Irlanda y de la que se tienen bastantes pecios localizados, aunque lamentó un expolio sufrido hace un mes.

San Claudio hace actualmente una prospección en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Tienen localizada la existencia de un barco de la Armada Británica, el HMS Júpiter, que se hundió en 1808, y “hemos ido a documentar su pecio, muy expoliado. Se trata de un barco de guerra que llevaba munición, equipos militares, etc.”, afirma.

Calcula el número total de barcos hundidos en las costas españolas con una simple multiplicación: Unos 2.000 años de navegación a 15 barcos hundidos anuales, “que es un cifra ridícula”, saldrían unos 30.000. “Y quedan vestigios de todos. Lo que cae en el mar no desaparece. Un barco que se pierde a más de 40 metros de profundidad no le afectan ni las mareas ni las corrientes. Sólo podría desaparecer un barco de madera cargado de sal, si no siempre queda algo metálico o de cerámica. La cerámica es eterna”, concluye.- (EFE)

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