"Tarde o temprano la verdad saldrá a la luz. Y es una tarea colectiva imprescindible buscarla y proclamarla. Una especie de obligación ciudadana. Porque sin ella, no podremos pedir responsabilidades a los poderes políticos y económicos que han sido responsables de la crisis que estamos viviendo, ni prepararnos correctamente para otras pandemias que vendrán, ni entender lo que está en juego en nuestros días. Y sin ella, esta historia quedará silenciada, como tantas otras, por el peso de las “directrices oficiales” de los que mandan, ahora y siempre", ha declarado a Rambla Libre.
"La crisis del Coronavirus en España y Occidente es otro momento de la actual batalla cultural entre globalistas y soberanistas. Porque la reacción ante la pandemia y sus repercusiones político-sociales muestra que hay algo más en juego que la salud pública o la recuperación económica: la libertad de los ciudadanos, la identidad de las comunidades y la soberanía de los pueblos.
Y no es algo meramente macroteórico o metapolítico; lo vemos en la vida diaria de la mayoría de la población, especialmente de la más humildes... Pero especialmente, el adoctrinamiento globalista que “esconde” dichos efectos, deslegitimando sus identidades colectivas alternas, ridiculizando sus tradiciones diferentes, y desalentando protestas y movilizaciones contra los privilegios o excesos del mismo sistema".
"Aunque a veces la rabia y la indignación ciudadana emergía en formaciones y movimientos, siempre caricaturizados como “populistas” (véanse los chalecos amarillos galos), que creaban alternativas viables al sistema o que tras años de protestan acababan siendo cooptados por el mismo poder".
"Los grandes beneficiarios son los poderes globalistas occidentales. Estos han utilizado la Pandemia, o se han aprovechado de ella, para aumentar su poder sobre gobiernos y comunidades (por ejemplo, con préstamos abundantes para pagar el desbocado gasto público, y que obviamente los condicionan de manera total en sus decisiones), han sabido adaptar perfectamente sus negocios para eliminar competencias (especialmente las pequeñas empresas) y aumentar sus beneficios (“ahogando” a los productores más humildes), y han extendido sus “causas ideológicas” sin fin controlando aún más las mentes ciudadanas con sus mass media (insertando las mismas, sistemáticamente, en las ahora dominantes plataformas de streamimg).
Y los grandes perdedores, como siempre en toda crisis, aparte de millones de personas que han fallecido, han sido las clases más humildes, perdiendo sus trabajos, siendo restringidos sus derechos, cayendo su capacidad adquisitiva, padecido enfermedades mentales, y “adoctrinados” diariamente por esos poderes victoriosos".
"Vemos distintas mutaciones de “lo político”, que tienen un recorrido a corto y medio plazo evidente: la aceleración de las estrategias de dominación globalista, y el crecimiento de reacciones soberanistas frente a ellas. Somos diferentes ahora en cómo entendemos el discurso oficial o aguantamos la incertidumbre, pero somos muy parecidos a nuestros antepasados a la hora de repetir errores o saber superarlos.
Espero que nosotros y nuestros descendientes recuperemos la capacidad comunitaria de defender la identidad, la libertad y la seguridad de nuestras comunidades (especialmente del Estado nacional) en tiempos no solo de crisis, combinando tradición y modernidad a partes iguales".
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