Este investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) defiende, al igual que hacen otros científicos, que la tercera dosis de la vacuna de la covid (y la cuarta o quinta si las hubiera) no deberían ponerse de manera indiscriminada, sino atendiendo al grado de inmunidad de cada persona.
Alarcón explica que la actual vacuna frente al coronavirus se diseñó para combatir el virus original, el que surgió de la ciudad china de Wuhan. Esa ‘fórmula’ no ha cambiado con la llegada de las nuevas variantes.
A pesar de que la eficacia de la vacuna se ha probado con las diferentes cepas, este inmunólogo señala que “la repetición de la vacunación con la misma cepa produce una especialización del sistema inmune que hace que se reconozca muy bien esa variante, pero que se reconozcan peor las modificaciones de esa variante”.
Y se pregunta “hasta qué punto se tiene que seguir una y otra vez con la misma vacuna”. Según asegura, en algunas ocasiones la tercera dosis “no solo no es necesaria, sino que puede ser inconveniente”.
“No creemos que la tercera dosis haya que darla de forma masiva, para todo el mundo. Habría que tener un conocimiento previo sobre cuál es la respuesta humoral (inmunológica) de cada uno”, justifica.
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