VILLAJOYOSA.- Los trabajos de excavación dirigidos por la
arqueóloga Ana Martínez en La Vila Joiosa han sacado a la luz
el zócalo de un muro del siglo IV a.C. de la antigua ciudad íbera de
Álon, sobre el que se alzaban muros de adobe y una crátera ática con la
figura de un fauno dibujada.
Esta intervención arqueológica, realizada en un inmueble de la
plaza de la Iglesia, ha permitido excavar por primera vez de forma
sistemática muros y suelos que pertenecieron a habitaciones de la
antigua ciudad íbera, según ha informado el Ayuntamiento en un
comunicado.
Se trata de un hallazgo "extraordinariamente importante" dado que,
aunque ya se habían detectado muros y pavimentos en 1992 al abrir
zanjas de alcantarillado en la parte más baja del cerro del casco
antiguo y grandes basureros de los siglos V a I a.C. en diferentes
solares y en el techo de los refugios de la Guerra Civil, ahora se
confirma que la extensión de esta importante ciudad ibérica fue al menos
similar a la ciudad amurallada medieval de Villajoyosa.
La existencia de dos enormes necrópolis (Casetes y Poble Nou) a
los lados de los caminos de entrada a la ciudad ibérica con cientos de
tumbas desde el siglo VII a.C. hasta época tardorromana (al menos el
siglo V d.C.) ya hacía suponer que la ciudad ibérica debía ser
importante y, como en época romana, debió controlar el territorio de la
Marina Baixa.
Los trabajos de excavación han sacado a la luz el zócalo de un
muro realizado mediante piedras trabadas con barro. Sobre él se alzaban
muros de adobe que se derrumbaron y se han encontrado caídos sobre los
suelos antiguos. Asociados a este muro se han documentado tres
pavimentos superpuestos de tierra apisonada mezclada con cal, testimonio
de diferentes ocupaciones de época ibérica.
Los primeros estudios llevan a fechar la estructura en el Ibérico
Pleno, concretamente en el siglo IV a.C. y entre los materiales
localizados se han encontrado varios fragmentos de una crátera ática de
figuras rojas de cierta calidad entre las que se encuentra la de un
fauno, símbolo del deseo sexual, que formaban el cortejo del dios del
vino, Dioniso.
Asimismo, una de las grandes sorpresas es el hallazgo de un anillo
de plata con chatón ovalado decorado con una figura incisa que no se
podrá conocer hasta que no termine su restauración, una joya que "pasará
sin duda a las vitrinas del nuevo Vilamuseu, que ya cuenta con una
colección de joyería ibérica y romana y, sobre todo, feniciopúnica,
extraordinariamente rica, aportada por los ajuares de las tumbas de los
dos cementerios".
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