VALENCIA.- Circular por la derecha en paseos marítimos
y playas con el objetivo de evitar los cruces y guardar la distancia de
seguridad. Esta es la propuesta que realiza el doctor ingeniero de
Caminos, Canales y Puertos y catedrático de Ingeniería de la
Construcción de la Universitat Politècnica de València (UPV) Víctor
Yepes para mejorar la seguridad frente al coronavirus en estos espacios.
El especialista defiende esta idea en un post titulado
'Circulación peatonal en paseos marítimos y playas en tiempos de
coronavirus', donde analiza cómo debe moverse la ciudadanía en esta
áreas y disminuir, "de una forma muy sencilla", el riesgo de contagios.
Yepes explica que se trata de establecer, al igual que en una
carretera, un doble carril de circulación, donde la gente siempre debe
circular por su derecha. No es necesario señalar dichos carriles,
simplemente se trata de seguir unas mínimas instrucciones a la hora de
pasear por estos lugares.
Según subraya el experto, el uso de las playas en plena pandemia
va a ser distinto a partir de ahora y, entre las dos opciones extremas --la
de permitir el uso sin restricciones de la playa a la prohibición
completa-- existen alternativas intermedias "que deben compatibilizar el
uso seguro y la actividad económica asociada".
"Lo que es cierto, es que debemos asumir un uso diferente este
verano", advierte Yepes, que, para ello, propone una medida "sencilla,
de bajo coste, pero que puede evitar muchos problemas en los espacios
públicos".
"Si atendemos a la llamada 'distancia social' para evitar
contagios, parece ser que las personas deberíamos separarnos unos 2
metros entre sí en el caso de permanecer estáticos. Esta distancia
aumenta si las personas se encuentran en movimiento (paseando,
corriendo, en bicicleta, etc.)", señala.
"Es fácil entender --comenta el catedrático-- que, si existe
movimiento de las personas, existirán incumplimientos en la distancia
social dependiendo de la densidad de ocupación y del tipo de movimiento.
En el caso más extremo, si tenemos dos personas separadas una distancia
muy grande, la probabilidad de que se encuentren a una distancia menor a
la segura, va a ser pequeña".
Y añade: "Por contra, si tenemos una malla de personas separadas
de forma estricta una distancia social, el movimiento de una sola
persona implica el incumplimiento de la distancia segura. Pero si todas
ellas se moviesen en la misma dirección, a la misma velocidad, ello
significa mantener dicha distancia social".
Hace notar que existe una relación entre la densidad de ocupación
de un espacio y el tipo de movimiento que se realice en él. Otra
variable adicional sería el porcentaje de personas capaces de transmitir
el virus. Si todas las personas están sanas, la probabilidad de
contacto es nula, independientemente de la densidad y del movimiento.
El autor hace propuestas concretas: "Cuando se accede a una playa,
normalmente se hace por una pasarela. La gente se cruza, los que van
con los que vienen. Pues lo inmediato es duplicar las pasarelas de
acceso, de forma que, tanto para salir como para entrar, los usuarios
circulen por su derecha".
Las dos pasarelas precisa, estarían separadas
la distancia mínima de seguridad (2-3 m). La de salida de bañistas es la
que debería estar junto a las duchas o lavapiés, cuyas condiciones de
uso es un tema que hay que tratar aparte.
También se refiere al paseo por la denominada "zona activa", la
más próxima a la línea de la playa. Se debería respetar un mínimo de 10
metros de zona activa --no poner sombrillas ni toallas-- y la
circulación debería ser la del "sentido de la derecha". Entre ambos
"carriles" de circulación, debería haber una separación de, al menos, 2
metros.
El tercer ejemplo es el de los paseos marítimos o calles
suficientemente anchas, donde se aprecia la necesidad, de al menos, 10
metros de anchura. Aquí se podría señalizar con pegatinas en el suelo la
separación entre carriles, con flechas de dirección.
Para terminar, el experto subraya que estas precauciones "se deberían particularizar en cada una de las playas".
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