Según adelantan fuentes policiales entre las personas que contrataron esta red se encuentra una de las hijas de un exministro de la etapa de José María Aznar. Esta mujer se une a la larga lista de famosos clientes entre los que se también se encuentran reconocidas caras como: Omar Montes, Álex de Miñaur, el presidente de PharMamar, José María Fernández Sousa-Faro o Verónica Echegui... En los últimos días también se ha conocido los nombres del artista de trap Kidd Keo o el futbolista Bruno González Cabrera.
Las investigaciones de la Policía Nacional han desvelado que la trama estuvo activa e inscribió los 2.200 "falsos vacunados" desde finales de septiembre de 2021 hasta enero de 2022. Según estas mismas fuentes, la Brigada de Información de Madrid encontró el grupo por "casualidad" cuando estaba desarrollando otras labores relacionadas con la seguridad en torno al mundo del yihadismo.
A través de uno de estos grupos radicales, que localizaron en la aplicación de Telegram, los agentes dieron con una red mucho mayor de personas que hacían negocios con los pasaportes covid. Hasta ahí no era nada nuevo para los investigadores que ya estaban acostumbrados a los grupos que obtuvieron beneficios con la pandemia.
Sin embargo, esta organización era diferente y sus pasos eran aún más graves. Por ello decidieron dividir la operación en cuatro fases y rápidamente desmantelaron todo el tinglado que tenían montado estos sujetos que en un breve espacio de tiempo se habían forrado con sus acciones ilegales.
En un primer momento, los investigadores dieron rápidamente con dos intermediarios. Uno de ellos era un conocido alunicero, especialista en cajas fuertes y una joven con antecedentes. Ambos eran asiduos al mundo de la noche nocturna madrileña y captaban en ese ambiente a posibles clientes.
Estas dos personas contaban con el apoyo de una enfermera y un auxiliar de enfermería del Hospital La Paz. Éstos dos sanitarios eran los encargados de inscribir a los clientes en el Registro de Vacunación. Llegaron incluso a utilizar las claves de otra compañera y contraseñas genéricas para poder diversificar sus actuaciones.
Ante el volumen de personas que requerían sus servicios decidieron también registrar a otras personas en el Hospital Zendal, donde el ritmo de vacunación era mayor.
En la organización participaban un total de 15 personas. Todas ellas fueron detenidas por los agentes de la Policía Nacional que realizaron la operación en un tiempo récord. Los miembros de esta organización cobraban entre 200 y 1.000 euros por registrar la pauta completa de vacunación en el registro. Dependía del estatus de los clientes y también de sus exigencias.
Las diligencias aún están siendo practicadas por los juzgados números 3 y 19 de Plaza Castilla. La ingente cantidad de información y de investigados ha hecho imposible, por el momento, tomar declaración al total de las personas sospechosas por contratar estos servicios.
Desde los organismos jurídicos ya se está pensando cómo celebrar un juicio de tales dimensiones. Además, una de las preguntas que han aparecido en los próximos días es... ¿Por qué contrataban estos servicios personas que ya tenían inoculadas algunas dosis de la vacuna?
Las fuentes policiales explican que la mayoría de los clientes de la trama no contrataban sus servicios por ser negacionistas del virus. Algunas de estas personas contaban con dos de las dosis puestas pero en muchos casos necesitaban la pauta completa, que era tres, para poder viajar a ciertos países, disputar competiciones deportivas o incluso acceder a eventos.
Sí que es verdad que otros de los implicados tenían desconfianza en las vacunas y las necesitaban para su día a día. También hay quien contrató los servicios de la red para contar con el pasaporte covid por la imposibilidad de tener fechas para su verdadera inoculación. Muchos de los implicados que acudieron a sede policial a declarar negaron los hechos.
A pesar de ello, los investigadores han podido constatar que fueron inscritos en el registro por las claves de los sanitarios que organizaron todo el servicio.
Precisamente, estos detenidos se embolsaron un gran beneficio en los pocos meses que estuvieron al frente de la red. Su alto nivel de vida también delató su implicación en estas acciones. Cenaron en restaurantes de lujo y se compraron coches nuevos.
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