Este periodo de inactividad temporal permite la recuperación de las especies al mismo tiempo que contribuye a mejorar la calidad y la cantidad de las capturas en las épocas de actividad. De esta manera, las especies "pueden desarrollar su ciclo biológico en ausencia de las perturbaciones que ocasiona la extracción de elementos de la población".
Con esta medida, la Conselleria junto con las cofradías de pescadores "pretende dar respuesta a las necesidades de gestión sostenida de las poblaciones pesqueras, explotadas mediante las modalidades de cerco y de arrastre, en aguas de la Comunidad Valenciana, así como producir una mejora de los resultados económicos de la actividad pesquera, al reducir, por un lado, unos costes no productivos durante el periodo de paralización y asegurar, por otro lado, una fuente de ingresos futuros".
Gracias a las paradas biológicas y a la instalación de arrecifes artificiales, la capacidad extractiva de los caladeros valencianos se mantiene en unas 35.000 toneladas de pescado al año, lo que supone "un valor en primera venta de unos 110 millones de euros al año".
Además, durante el tiempo que duran las paradas biológicas, se declara una veda frente a los puertos que están en parada biológica hasta el límite de las aguas jurisdiccionales españolas, con el fin de que "se respete el paro no sólo por los pescadores de la Comunidad Valenciana, sino también por los de otras comunidades autónomas".
Actualmente, y según la planificación establecida, se encuentran en parada biológica los barcos de arrastre de Gandia, Denia, Jávea, Calpe y Altea.
Las paradas biológicas subvencionadas por la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación se iniciaron en 1995 y desde entonces se han destinado más de 30 millones de euros para compensar las pérdidas que sufren los pescadores durante esos periodos de inactividad.
Según la Generalitat, "los pescadores de la Comunidad Valenciana han demostrado su compromiso con la sostenibilidad y el mantenimiento de los caladeros y fueron los primeros en llevar a cabo esta medida en las costas españolas, sumándose a ellos posteriormente Cataluña, Murcia y Andalucía".
El Plan Director de Pesca 2008-2013 presentado recientemente tiene entre sus objetivos estratégicos "la protección del medio marino con el fin de garantizar el futuro de la actividad y la optimización de los recursos pesqueros".
Supone una inyección económica de 55 millones de euros en el sector pesquero para incrementar la competitividad, modernización, promoción, producción e investigación, y se enmarca en las medidas que ha adoptado el Consell la dinamización de la economía valenciana.
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