Este verano, que no terminaba de irse, todos los residentes de las localidades costeras de la Bahía de Mazarrón hemos pasado demasiado calor, sin poder salir al exterior sin sombra, como norma desde las 14,00 hasta las 19,00 horas (cinco horas preferiblemente recluidos en casa por las altas temperaturas). Y así no podemos seguir, porque la calidad de vida está siendo deteriorada sobremanera.
Los efectos más evidentes provocados, directa o indirectamente, por el cambio climático a causa de las emisiones de CO2 y otros gases invernadero a la atmósfera, son iguales para todos los pueblos del Litoral Sureste, desde Cartagena hasta Águilas, y se podrían clasificar, de forma sencilla y no exhaustiva, como efectos meteorológicos y efectos biológicos. Obviando las catástrofes naturales de las que hasta ahora nos hemos librado, afortunadamente, salvo algunos duros temporales de otoño-invierno, tenemos:
Efectos meteorológicos. Las altas temperaturas, de alrededor de 40º durante muchos días del verano, han sido insoportables. La temperatura media del mar también ha subido sensiblemente superando cualquier registro anterior. Además, ha estado sin llover una gota desde principios de junio hasta finales de octubre, sin cabañuelas de agosto y sin ni siquiera la temida gota fría de septiembre-octubre. Todavía el 1 de noviembre lucía un sol apto para ir a la playa a bañarse. Además, se puede comprobar como los ciclos de floración de muchos árboles característicos, como la higuera, el nispolero, etc. están viéndose generalmente adelantados por las buenas temperaturas de una corta primavera.
Efectos biológicos. La cochinilla blanca ha afectado a todos las palas chumberas cargándose a nuestra especie vegetal más característica del sureste peninsular. Y, por si fuera poca la pérdida de patrimonio botánico, faltaba el picudo rojo, la terrible especie invasora que está acabando con todas las palmeras de la zona, y no solo eso, sino también el paisaje típico del sureste y la estampa mediterránea de los palmerales en plazas y paseos litorales. También se puede apreciar como proliferan por los montes plantas subdesérticas, como espinos y esparragueras, en detrimento de especies aromáticas como tomillares y romeros.
Efectos antropológicos. Estos efectos ambientales adversos proceden de los que, en resumen, serían los efectos antropológicos provocados por la acción humana de emisión de gases contaminantes en la industria y el transporte, y, en segundo lugar, por la desertificación del territorio ocasionada por el desarrollo urbanístico insostenible (incendios y roturaciones de terrenos agrícolas y forestales, sobreexplotación de acuíferos, reducción de las praderas de posidonia en el litoral sumergido, etc.).
¿Qué podemos hacer ¡ya!? ¿Qué podemos hacer ¡ya! veraneantes y ciudadanos, en general, para contribuir a mejorar el clima? Evidentemente tenemos que hacer algo, no solamente salir de pesquera y dormir la siesta bajo el aire acondicionado. El reequilibrio de los sistemas naturales climáticos necesita de nuestra decidida aportación climática.
En principio, la receta es muy fácil, solo tenemos que adquirir el hábito de poner en práctica un catálogo de medidas de eficiencia energética que eviten la emisión de CO2 a la atmósfera, adoptando una Guía de Buenas Prácticas para la calidad ambiental. Para ello tenemos muchas guías para la implementación de esas medidas en cada vivienda, ver por ejemplo, la hoja de recomendaciones de Iberdrola que acompaña los recibos de la luz, o visitar la página web de grupos ambientales como Greenpeace/Ecologistas en Acción/WWF, o simplemente, seguir los consejos de las Agenda 21 que los Ayuntamientos de la zona tienen la obligación de implantar en sus respectivos municipios como Guías para el Desarrollo Sostenible. Y, después, falta reducir la utilización de vehículos particulares en los desplazamientos a favor del transporte público.
Como referencia de consejos y actuaciones realizadas tenemos el portal www.ecorresponsabilidad.es de la Comunidad Autónoma.
Además, la colección normativa vigente y aplicable por las Administraciones esta ahí, como son la Ley Regional de Ahorro y Conservación del Agua, las exigencias básicas del Código Técnico de la Edificación sobre Eficiencia Energética y Energías Renovables, la Ley de Calidad del Aire, la Ley de Protección Ambiental Integrada, etc, que todos los ciudadanos debemos exigir y cumplir puesto que también contribuyen a limitar las emisiones de gases nocivos y ayudarán a mantener las condiciones de bienestar actual y de las generaciones venideras. Así, de esta manera, será más fácil acercarse a los objetivos de cumplimiento del Protocolo de Kyoto sobre el cambio climático, que debiera haberse renovado, sin más dilación de los principales países emisores, en estas fechas de diciembre en la conferencia de Durban en Sudáfrica.
Por su parte, la Administración regional debe emprender, urgentemente, la puesta en marcha de programas para el control y la erradicación de las plagas invasoras de la cochinilla de las chumberas y del picudo rojo de las palmeras, que están provocando silenciosamente la alteración del paisaje mediterráneo y la pérdida de nuestro magnífico patrimonio natural.
Efectos meteorológicos. Las altas temperaturas, de alrededor de 40º durante muchos días del verano, han sido insoportables. La temperatura media del mar también ha subido sensiblemente superando cualquier registro anterior. Además, ha estado sin llover una gota desde principios de junio hasta finales de octubre, sin cabañuelas de agosto y sin ni siquiera la temida gota fría de septiembre-octubre. Todavía el 1 de noviembre lucía un sol apto para ir a la playa a bañarse. Además, se puede comprobar como los ciclos de floración de muchos árboles característicos, como la higuera, el nispolero, etc. están viéndose generalmente adelantados por las buenas temperaturas de una corta primavera.
Efectos biológicos. La cochinilla blanca ha afectado a todos las palas chumberas cargándose a nuestra especie vegetal más característica del sureste peninsular. Y, por si fuera poca la pérdida de patrimonio botánico, faltaba el picudo rojo, la terrible especie invasora que está acabando con todas las palmeras de la zona, y no solo eso, sino también el paisaje típico del sureste y la estampa mediterránea de los palmerales en plazas y paseos litorales. También se puede apreciar como proliferan por los montes plantas subdesérticas, como espinos y esparragueras, en detrimento de especies aromáticas como tomillares y romeros.
Efectos antropológicos. Estos efectos ambientales adversos proceden de los que, en resumen, serían los efectos antropológicos provocados por la acción humana de emisión de gases contaminantes en la industria y el transporte, y, en segundo lugar, por la desertificación del territorio ocasionada por el desarrollo urbanístico insostenible (incendios y roturaciones de terrenos agrícolas y forestales, sobreexplotación de acuíferos, reducción de las praderas de posidonia en el litoral sumergido, etc.).
¿Qué podemos hacer ¡ya!? ¿Qué podemos hacer ¡ya! veraneantes y ciudadanos, en general, para contribuir a mejorar el clima? Evidentemente tenemos que hacer algo, no solamente salir de pesquera y dormir la siesta bajo el aire acondicionado. El reequilibrio de los sistemas naturales climáticos necesita de nuestra decidida aportación climática.
En principio, la receta es muy fácil, solo tenemos que adquirir el hábito de poner en práctica un catálogo de medidas de eficiencia energética que eviten la emisión de CO2 a la atmósfera, adoptando una Guía de Buenas Prácticas para la calidad ambiental. Para ello tenemos muchas guías para la implementación de esas medidas en cada vivienda, ver por ejemplo, la hoja de recomendaciones de Iberdrola que acompaña los recibos de la luz, o visitar la página web de grupos ambientales como Greenpeace/Ecologistas en Acción/WWF, o simplemente, seguir los consejos de las Agenda 21 que los Ayuntamientos de la zona tienen la obligación de implantar en sus respectivos municipios como Guías para el Desarrollo Sostenible. Y, después, falta reducir la utilización de vehículos particulares en los desplazamientos a favor del transporte público.
Como referencia de consejos y actuaciones realizadas tenemos el portal www.ecorresponsabilidad.es de la Comunidad Autónoma.
Además, la colección normativa vigente y aplicable por las Administraciones esta ahí, como son la Ley Regional de Ahorro y Conservación del Agua, las exigencias básicas del Código Técnico de la Edificación sobre Eficiencia Energética y Energías Renovables, la Ley de Calidad del Aire, la Ley de Protección Ambiental Integrada, etc, que todos los ciudadanos debemos exigir y cumplir puesto que también contribuyen a limitar las emisiones de gases nocivos y ayudarán a mantener las condiciones de bienestar actual y de las generaciones venideras. Así, de esta manera, será más fácil acercarse a los objetivos de cumplimiento del Protocolo de Kyoto sobre el cambio climático, que debiera haberse renovado, sin más dilación de los principales países emisores, en estas fechas de diciembre en la conferencia de Durban en Sudáfrica.
Por su parte, la Administración regional debe emprender, urgentemente, la puesta en marcha de programas para el control y la erradicación de las plagas invasoras de la cochinilla de las chumberas y del picudo rojo de las palmeras, que están provocando silenciosamente la alteración del paisaje mediterráneo y la pérdida de nuestro magnífico patrimonio natural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario