CIUDAD DEL VATICANO.- En la misa en la
Casa Santa Marta, el Papa Francisco rezó hoy para que el pueblo de Dios sea
obediente a las disposiciones para el fin de la cuarentena de modo que
la pandemia no regrese. En su homilía, el Papa invitó al pueblo a no
caer en el pequeño linchamiento cotidiano de la habladuría que provoca
juicios falsos sobre las personas
Francisco preside la misa en la Casa Santa Marta el martes de la
tercera semana de Pascua. En la introducción piensa en el comportamiento
del pueblo de Dios ante el final de la cuarentena:
En este tiempo, cuando empezamos a tener disposiciones para salir
de la cuarentena, le pedimos al Señor que le dé a su pueblo, a todos
nosotros, la gracia de la prudencia y la obediencia a las disposiciones,
para que la pandemia no vuelva.
En su homilía, el Papa comentó el pasaje de hoy de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 7:51-8:1),
en el que Esteban habla con valentía al pueblo, a los ancianos y a los
escribas, que lo juzgan con falsos testimonios, lo arrastran fuera de la
ciudad y lo apedrean.
"Hicieron lo mismo con Jesús también," afirma el Papa, "tratando de
convencer a la gente de que era un blasfemo".
"Es una bestialidad
empezar de testimonios falsos para 'hacer justicia': noticias falsas,
calumnias, que incitan a la gente a 'hacer justicia', es un verdadero
linchamiento". Así lo hicieron con Esteban, usando a un pueblo que fue
engañado. Así sucede con los mártires de hoy, como Asia Bibi, durante
muchos años en prisión, juzgada por calumnia. Frente a la avalancha de
falsas noticias que crean opinión, a veces no se puede hacer nada.
Pienso en el Holocausto, dice el Papa: la opinión se creó en contra de
un pueblo para acabar con él. Luego está el pequeño linchamiento diario
que trata de condenar a la gente, de crear una mala reputación, el
pequeño linchamiento diario de habladuría que crea opiniones para
condenar a las personas. La verdad, en cambio, es clara y transparente,
es el testimonio de lo verdadero, de aquello en lo que se cree.
Pensemos
en nuestro lenguaje: muchas veces con nuestros comentarios comenzamos
un linchamiento semejante. Incluso en nuestras instituciones cristianas
hemos visto tantos linchamientos cada día que nacieron de las
habladurías.
Roguemos al Señor - es la oración conclusiva del Papa - para que nos
ayude a ser justos en nuestros juicios, a no empezar y seguir esta
condena masiva que provoca la habladuría.
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