Las exportaciones de energía son la base de la economía rusa. Putin asegura que si dejan de contar con su gas y su petróleo Moscú puede "redirigir fácilmente" las exportaciones de sus recursos energéticos lejos de Occidente a países que realmente los necesitan.
"Esto crea ciertas complicaciones para nosotros en la situación actual, pero tenemos todos los recursos y todas las capacidades para encontrar rápidamente una solución alternativa para reforzar aún más nuestra independencia de factores externos. Una extremadamente importante tarea", subrayó el presidente.
El problema para Rusia es que la Unión Europea, según datos de 2020, es de largo el mayor importador de hidrocarburos rusos, más del doble que China, que es el segundo en la lista de 'buenos clientes'.
Un día después de señalar que las negociaciones de paz para Ucrania no marchan y advertir de que acabaría doblegando el bloqueo occidental, Putin ha vuelto a presentar una Rusia sin miedo a las sanciones ni a los vetos energéticos, recordando que en el mundo aumenta el consumo interno de petróleo, gas y carbón. Putin ha dicho a los rusos que la negativa de los países occidentales a cooperar normalmente con Rusia ya ha dañado a los países europeos y a EEUU "y también ha provocado una verdadera crisis energética".
Además, "en lo que respecta al petróleo, el gas y el carbón rusos, podremos aumentar su consumo en el mercado interno, estimular el procesamiento de materias primas", dijo Putin en una reunión televisada con funcionarios para discutir el desarrollo del Ártico ruso. También denunció que los "países hostiles" han destruido las cadenas de suministro en las regiones árticas de Rusia y que algunas naciones no están cumpliendo con sus obligaciones contractuales.
Los analistas no tienen claro hasta qué punto las sanciones realmente afectarán al belicismo ruso. "Es probable que el impacto directo de las sanciones sobre la capacidad militar de Rusia solo se note a largo plazo, ya que los embargos tecnológicos limitan la capacidad de Putin para modernizar sus fuerzas armadas", opina Ben van der Merwe, de GlobalData Media.
Putin no quiere que la guerra deje a un lado asuntos que le pueden restar apoyo. "Ahora, teniendo en cuenta todas estas restricciones externas y la presión de las sanciones, se debe prestar especial atención a todos los proyectos y planes relacionados con el Ártico. Ni posponerlos, ni corregirlos: debemos responder a los intentos de frenar nuestro desarrollo con el máximo aumento del ritmo de trabajo tanto en las tareas actuales como en las futuras", dijo.
Esto se aplica ante todo al ámbito social, dijo Putin, que subrayó que los temas más sensibles para el pueblo ruso deben permanecer siempre en el foco de atención de las autoridades. De hecho son los padecimientos de los rusos de a pie, al ver subir los precios y que no se reponen algunos estantes (ya falta azúcar y otros productos en muchas tiendas) lo que puede generar presión extra a Putin para que cambie de rumbo. El problema es el de siempre: "Los dictadores no son conocidos por su capacidad de respuesta a la opinión pública", escribe Ben van der Merwe en 'Investmentmonitor'
Desde Washington se siguen con lupa los pasos del gobierno ruso. La nueva ronda de sanciones puede obligar a Putin a concentrarse en mantener funcionando la economía rusa, desviando su atención de la guerra, dijo el subsecretario del Tesoro de EEUU, Wally Adeyemo.
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