Acciona presentó una oferta de 60,7 millones por la obra de la ampliación de la desaladora de Torrevieja y la gestión de la planta. Esta oferta fue calificada por la empresa como baja temeraria al superar en un 20% la media del resto de las ofertas económicas presentadas. Acciona explicó detalladamente por qué podía hacer la obra más barata que el resto, pero Acuamed decidió rechazar los argumentos y eliminar a la constructora del concurso.
Expulsada Acciona, Acuamed ha adjudicado el contrato a la UTE formada por Ferrovial y Sacyr, que ha hecho la oferta más cara de todas, 73 millones de euros más IVA. Las dos constructoras resultaron ganadoras del concurso por la puntuación técnica, 29 puntos, muy superior al resto -la segunda fue Acciona, con 25 puntos-, pese a que era la oferta económica más cara. OHLA, tercera, obtuvo 20 puntos en la parte técnica.
En definitiva, los gestores de Acuamed no han admitido las explicaciones de la constructora, que lleva diez años gestionando la infraestructura. A cambio, acepta pagar un sobrecoste de 13 millones de euros.
Al margen del proceso del concurso, la decisión de Acuamed supone expulsar a Acciona de la gestión de la desaladora. Actualmente es la constructora de la familia Entrecanales quien gestiona la infraestructura, y en virtud de este nuevo concurso tendrá que dejarlo en manos de Ferrovial y Sacyr.
Fuentes internas de la compañía pública explican que Acciona tendría la gestión de la desaladora por un periodo de otros cinco años, por lo que quitarla de ahí implicará que Acuamed tendrá que afrontar una indemnización de unos dos millones de euros o, si no se paga, jugarse una demanda.
Se da la circunstancia de que Acciona denunció a Acuamed por impagos de la factura de la luz precisamente de la desaladora de Torrevieja, una de las mayores del país, como adelantó Expansión. La constructora denunció que Acuamed acumulaba varios meses sin pagar la abultada factura de la luz, unos 90 millones de euros.
La factura que tenía que afrontar la planta se disparó por el precio de la electricidad y la fuerte demanda que necesitan este tipo de plantas para desalar agua. El problema de Acuamed es que los costes se disparaban mientras los ingresos no podían subir.
El precio del agua que vende a los agricultores no lo puede subir porque éstos amenazan con huelgas, algo que tiene un coste político que Ribera no quiere asumir. Resultado: Acuamed vende por debajo del precio del coste del agua.
La consecuencia es el incremento de las pérdidas de la empresa pública y los problemas de tesorería, resueltos con nuevas aportaciones del Gobierno desde los Presupuestos Generales. En concreto, 600 millones de euros.
Además, ahora Acuamed está proyectando parques fotovoltaicos en torno de
las desaladoras para reducir la factura de la luz y no volver a tener
los problemas surgidos con Acciona.
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