NUEVA YORK.- A seis años de los atentados del 11 de Septiembre, las autoridades de Estados Unidos han comenzado a notar una tendencia preocupante, con el surgimiento de pequeños grupos aislados de terroristas musulmanes criados en suelo norteamericano que, al ser más difíciles de detectar, pueden llegar a ser más peligrosos que las grandes redes como Al-Qaeda.
Este año, el FBI desbarató dos complots, uno para atentar contra la base militar en Fort Dix, Nueva Jersey, y otro contra el aeropuerto Kennedy, en Nueva York. El año pasado fue detenido otro grupo que tramaba un ataque contra la torre Sears, en Chicago, mientras que en 2004 la policía arrestó a dos jóvenes por conspirar para hacer estallar una bomba en la estación de subtes de Herald Square, en Manhattan, durante la Convención Nacional Republicana.
Esos intentos tenían en común que fueron planeados rudimentariamente por jóvenes musulmanes estadounidenses radicalizados y musulmanes extranjeros que han vivido la mayor parte de sus vidas en Estados Unidos y tienen poco o ningún apoyo de la organización terrorista liderada por Osama ben Laden. Recurren a distintos tipos de armas y tácticas, tienen un amplio abanico de recursos comunes y corrientes y, al no contar con una gran estructura jerárquico-organizativa o líderes carismáticos, operan sin llamar la atención de los servicios de inteligencia.
"Si no nos topamos con ellos directamente o no tenemos a alguien que interactúe con ellos, es muy difícil descubrirlos", advirtió hace unas semanas Arthur Cummings, subdirector de contraterrorismo del FBI, donde estas "células" internas ya reciben los apodos de BOG s (por bunch of guys , "banda de chicos") o GOG s (por group of guys , "grupo de chicos").
Son grupos como éstos, hasta hace unos años desconocidos en Estados Unidos, los que fueron responsables de los atentados de Londres (2005) y Madrid (2004), y que también se están advirtiendo cada vez más en el resto de Europa, Australia y Canadá.
Los más proclives
Este mes, el Departamento de Policía de Nueva York (DPNY) difundió un informe, titulado Radicalización en Occidente: la amenaza interna , que examina cómo musulmanes comunes y corrientes de países occidentales se vuelven extremistas y adoptan una ideología de jihad o guerra santa. Según el informe, los más proclives a abrazar estas posturas son musulmanes varones de unos 35 años, con educación secundaria o incluso universitaria, que nacieron o han residido la mayor parte de sus vidas en Estados Unidos, pero se sienten marginados de la sociedad general.
"Es vital comprender esta tendencia y el proceso de radicalización que lleva a gente común y corriente en Occidente a convertirse en terroristas", afirmó el jefe del departamento de policía, Raymond Kelly.
Según el informe, estos jóvenes musulmanes susceptibles de volverse extremistas pasan por cuatro etapas hasta convertirse en potenciales terroristas: prerradicalización, autoidentificación, adoctrinamiento y guerra santa.
"Este estudio nos advierte que, a diferencia de lo que pensábamos, y como sucede en Europa, los musulmanes locales no son inmunes a la radicalización", dijo a LA NACION el analista en terrorismo Brian Jenkins, de la Rand Corporation, autor del informe junto con el DPNY. Para Jenkins, este proceso de radicalización, tan común en los países europeos, no se daba hasta hace unos años entre los jóvenes musulmanes estadounidenses por tres razones.
En primer lugar, era una cuestión de números: de los 300 millones de estadounidenses, hay sólo unos cuatro millones de musulmanes (dos millones de raza negra), mientras que en Europa, con 350 millones de personas, hay unos 40 millones de musulmanes.
Por otra parte, en Estados Unidos la comunidad musulmana goza de un alto nivel educativo y adquisitivo, mientras que en Europa muchos de los musulmanes son inmigrantes indocumentados de bajos recursos, más sensibles a las causas sociales de sus países de Medio Oriente o el norte de Africa.
Y, finalmente, Estados Unidos ha tenido mejor experiencia en asimilar a los musulmanes que Europa, donde el clasismo y el conservadurismo social los alienan y les genera resentimiento.
"Pero tras la reacción general de los estadounidenses hacia la comunidad musulmana después del 11 de Septiembre, la situación cambió -apuntó Jenkins-. A diferencia de un palestino, cuya transformación al extremismo puede ser disparada por la opresión, la desesperación y la venganza, en los musulmanes locales la radicalización es un fenómeno que tiene que ver con la búsqueda de una identidad y una causa frente a una sociedad que desconfía de ellos. Lamentablemente, muchas veces encuentran esa identidad en una versión extremista."
Tanto Internet, que facilita la comunicación con grupos de la misma ideología en todo el mundo, como las prisiones, donde varios líderes islámicos radicales adoctrinan a musulmanes marginados, han favorecido este creciente proceso de radicalización. Y, según el documento, en vez de mezquitas, los lugares donde estos grupos incuban su extremismo son cafés, asociaciones de estudiantes, bares de pipas de agua o hookahs y librerías especializadas.
Como era de esperar, el informe despertó críticas de los líderes islámicos en el país, que acusaron a las autoridades de colocar un cartel de "sospechoso" a cada joven musulmán. "El informe califica de terrorista potencial a cualquier norteamericano musulmán, pero admite que sus conclusiones no ofrecen herramienta útil alguna para identificar a los verdaderos sospechosos", señaló Parvez Ahmed, presidente del Consejo de Relaciones Americano-Islámicas.
Sin embargo, Jenkins subrayó que el objetivo del documento no es que las autoridades respondan con una mayor represión hacia los jóvenes. "El análisis nos debe ayudar a estar alerta ante este nuevo fenómeno y atacar sus raíces con comprensión, oportunidades de empleos y, sobre todo, mucha educación en ambas partes de la sociedad", explicó el experto.
www.lanacion.com.ar
(La Policía carga en Nueva York contra una manifestación de jóvenes pro islamistas)
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