domingo, 31 de enero de 2016

¿Se pueden recuperar votos? / Enrique Cocero *

Si echamos la vista dos semanas recordaremos que repasábamos los resultados de los distintos partidos en  las elecciones del 20-D tomando como referencia el resultado nacional y el número de escaños que aportaba cada circunscripción.
Tras los acontecimientos de ahora hace una semana se acumulan las posibilidades y se suceden las conjeturas de qué ocurrirá. Barones del PSOE que no quieren pactar con Podemos; Pablo Iglesias que ya tiene perfilado el Consejo de Ministros y un Rivera que no aparece mucho, pero la última vez que no apareció, hizo posible la elección del presidente del Congreso.
Es cierto que Patxi López ha sido elegido presidente de la Cámara Baja por el menor margen de toda la historia de nuestra adolescente democracia, pero lo que ha ocurrido en las pasadas generales ha sido también un cambio reductor sobre lo que veníamos conociendo. ¿Todo? No. Al menos ahora tenemos más grupos políticos (aspiracionales y de facto) y más ruido que señal (o al menos más que las últimas elecciones).
Pero lo que ocurra en las próximas semanas en términos de negociaciones no entra dentro del ámbito de este blog, al menos no si no hay elecciones. Cierto que ya hemos empezado a leer las primeras encuestas porque la perspectiva de repetir comicios es un camino tan abierto como casi cualquier combinación para formar Gobierno.
Todos hemos oído que Pedro Sánchez se está desgastando de cara al electorado al perseguir y no poder concluir un pacto. Que Mariano Rajoy ha dado un paso a un lado ya que no tenía apoyos, algo que algunos han visto como contraste con el ímpetu por llegar a Moncloa del socialista y otros como movimiento catalogado de hasta "antisistema".
Hemos visto cómo Pablo Iglesias, en vez de tener 69 diputados, tiene tres problemas (luego veremos que es un problema generado a partir de una solución muy inteligente). Hemos visto cómo el Congreso de los Diputados tiene "gallinero", algo que se me escapa ya que no es un teatro (no voy a tirar de ironía fácil aquí), sino una cámara legislativa.
Cierto que la distribución no es la más adecuada y menos en un momento en el que la percepción mediática es importante. Ahora, espero que haya una nueva asignación y espero que, en honor a todo lo que está ocurriendo con el reparto, ésta sea una legislatura que no se caracterice por el abstencionismo en sesiones y plenos.
Y, como no podía ser de otra manera, lo que más se repite al hablar sobre la sombra de nuevas elecciones (algo que no hablará muy bien de nuestra cultura democrática), es que si llegan tendrían más que perder PSOE y Ciudadanos que PP y Podemos. Así que toca preguntarse, ¿qué hay por perder o recuperar en caso de unas nuevas elecciones?
Este ejercicio que vamos a acometer solo es posible realizarlo con PP y PSOE ya que ambos tienen recorrido como para ver variabilidad y son dos partidos que aspiran a la presidencia del Gobierno.
Empecemos por el Partido Popular ya que fue el partido más votado y el que más se comenta que puede recuperar terreno. Tengamos en cuenta que el PP ha perdido 63 diputados y 6,5 millones de votos en estas elecciones, así que vayamos eliminando extremos ¿Cuáles han sido las circunscripciones en las que más se ha votado al Partido Popular?
Tracemos una línea psicológica en el 40% y veamos quiénes se han comportado por encima de este límite:



Como extremo superior de los resultados debemos señalar que hemos eliminado de la muestra Ceuta y Melilla por el bajo volumen de votos y escaños (ambas uno) que mueven y que, además, son feudos del Partido Popular e inapelables.
Salvo Murcia, todos están en los rangos más bajos de escaños que la provincia otorga (tres y cuatro). Solo Soria da dos escaños y, de las ocho que dan tres escaños, el PP supera el 40% en cuatro de ellas: Ávila, Cuenca, Palencia y Zamora. Si cogemos las elecciones del 2000 al 2015 en estas cuatro el PP siempre ha sacado dos diputados, aunque el mínimo en votos conseguidos sea en todas ellas este último año (algo razonable, por otra parte). A este grupo incorporaremos Segovia, donde el PP ha sacado diputados diputados en las cinco últimas elecciones.
Quitando estas circunscripciones tan "machaconas", si quisiéramos un plan de emergencia para unas elecciones con poco tiempo ¿qué provincias serían más sensibles para recuperar votos? Vayamos ahora a por el otro extremo y saquemos del plan aquellas que el pasado mes dieron resultados muy pobres dejando al PP fuera de las primeras plazas. Estas serían todas las pertenecientes al País Vasco y a Cataluña, donde sabemos que la cuestión conservadora la cubre el PNV en el primer caso y que en ambas ha habido un giro importante hacia la izquierda.




Hemos detectado tres grupos. El primero al que corresponde un óvalo granate representa aquellas circunscripciones que más han variado su orientación respecto al Partido Popular en estos quince años. Es importante resaltar que toda la Comunidad Valenciana está aquí incluida, así como Canarias, cuatro provincias andaluzas y Zaragoza junto a Guadalajara. 97 escaños dan entre todas ellas en los cuales el PP se ha dejado de 2011 aquí más de un tercio de los diputados perdidos.
El "outlier" de este grupo es Asturias que, debido a la unión PP + Foro, ha conseguido amortiguar la caída en votos no penalizando en ningún escaño.
En el grupo señalado con un óvalo azul el PP ha perdido once diputados, lo que nos deja el último tercio con la mitad de los diputados perdidos. En este grupo encontramos Madrid, Cantabria (donde se ha pasado de cuatro escaños en 2011 a dos), Navarra, La Rioja... Son provincias que han venido funcionando bien o incluso muy bien al PP, pero al poner una cantidad importante de diputados en juego y con la entrada de los nuevos partidos, producen diferencias ajustadas y el reparto de escaños se resiente.
La situación del PSOE es distinta. Dado que consiguió un 22% de los votos vamos a poner su barrera psicológica en el 30%.





Las dos provincias extremeñas, cinco andaluzas y dos castellanomanchegas. No deja de ser curioso que en las que hemos visto del Partido Popular hubiera cuatro castellanoleonesas y dos gallegas, más Murcia y Cuenca (recordando que Almería estaba en el mismo grupo que Murcia).
Pero siguiendo con el PSOE debemos añadir que, menos en Ceuta y Melilla, ha puntuado en todas las circunscripciones con algún escaño.




Ya vimos con anterioridad que el PSOE ha sido, a lo largo de estos años, capaz de lo mejor y lo peor. De ganar muchos votos y, en la elección siguiente, perder muchos más. Esto hace que su dispersión nos presente mayor rango que la del PP (que hasta la fecha perdía y ganaba votos en paquetes de medio millón).
En el cuadro azul vemos las provincias que antes hemos destacado, un poco más abajo Albacete, Cádiz y Málaga que completan casi toda Andalucía a falta de Almería, que ha sido siempre un radical libre en lo que al PSOE se refiere.
Y en el óvalo granate encontramos hasta veintitrés provincias que son bastante volubles para el PSOE. Por ejemplo, está todo Castilla y León y casi Galicia, a falta de A Coruña. ¿Conclusión? El PSOE es un partido mayoritario, pero el electorado le ha estado premiando y castigando no con mucha sutileza y, salvo en Andalucía, ha ido perdiendo carácter e influencia.
¿Acaso los partidos tradicionales es verdad que tienen una forma anquilosada de hacer política? Posiblemente. Dejemos claro que si hacia algo está evolucionando la sociedad es hacia lo que se llama 'retail', sí, incluso en política. Internet nos ha traído el comercio electrónico, las redes sociales, los anuncios segmentados según pautas de comportamiento, televisión a la carta o más canales de los que podamos llegar a asimilar y cada vez más son temáticos y no generalistas... Es decir, la economía (que mueve el mundo) hace ya tiempo que se dio cuenta de que había puertas a las que llamar para encontrar clientes.
No estoy hablando de una forma de convencer al electorado aplicando estrategias o tácticas de campañas americanas o británicas. Hablo de ir al votante y esto es algo que la gente de Podemos ha sabido hacer. No ya solo en la forma de comunicar, sino en quién les pide el voto y dentro de qué ámbito están actuando. En Comú, Compromís o En Marea (por muy mala pinta que tenga el experimento) han sabido dar con la tecla de la cercanía.
En cambio, los partidos grandes aún no han sabido poner en práctica o potenciar el hecho de que tiene impacto el mensaje segmentado al votante, hablando de las preocupaciones de su entorno concreto y no del de la generalidad.

(*) Consultor

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