VALENCIA.- El conseller de Agricultura, Agua, Pesca y Ganadería, Miguel Barrachina, ha subrayado que es «enormemente injusto» el «demonizar» o «criminalizar» las quemas controladas que realizan los agricultores porque «evitan mil problemas en verano».
«Hay que ser mínimamente comprensivos con su actividad», ha defendido.
El titular de Agricultura, preguntado por si se pueden revisar las restricciones de plazos y márgenes para la autorización de esta práctica, ha afirmado que «sí, todo es revisable».
El conseller ha señalado que «el agricultor tiene que extremar el cuidado» y ha defendido las quemas en invierno y otoño. Además, ha lamentado que se ha «criticado también en exceso» la práctica porque «en alguna ocasión ha provocado incendios».
Miguel Barrachina ha manifestado que «a quien no se le quema nunca el campo es a quien nunca está en el campo».
«Es imposible que a alguien que trabaja en un despacho se le queme el campo. El campo se le puede quemar a quien lo cuida y a quien lo trabaja y todo el mundo entenderá que, si a alguien se le quema su bancal no es porque él lo haya querido, porque es su casa».
«Esto puede suceder y que suceda esto en momentos en los cuales nuestros cuerpos de bomberos y forestales están disponibles es un mal menor, frente a que en lugar de ser miles de quemas controladas en su momento, pueda haber una incidencia del uno por mil. Es mucho más eficaz que lo haga el agricultor en el campo, a no que después, por no haber podido quemar todo eso durante el invierno, se produzca en verano y de forma descontrolada y masiva», ha añadido.
En opinión de Barrachina, «el agricultor es el primer ecologista, es el que mejor cuida los montes y los campos y por tanto su labor neta, en términos ambientales, es enormemente positiva».
De este modo, ha advertido que, «donde no hay un agricultor, hay abandono y hay posteriores incendios y todo el mantenimiento y todas las quemas controladas que hace un agricultor son la mejor defensa que puede haber de nuestro entorno ambiental».
«Son los verdaderos agentes ambientales. El ecologista que pisa el campo se llama agricultor. Si entre los mil fuegos que hacen hay uno que desgraciadamente rebasa los límites pues es una desgracia, pero dentro de un contexto en el cual la labor global es enormemente positiva, indispensable», ha agregado.
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