Ha destacado la necesidad de regirnos por este "criterio de elemental ética humana", con el fin de mantener y promover un clima de acompañamiento y acogida de los emigrantes sin discriminar sus derechos fundamentales.
Rouco ha dicho que no hay que olvidar "que los diversos ordenamientos legislativos deben salvaguardar las exigencias y los derechos de las personas y de las familias emigrantes, así como las de las sociedades de destino".
Ha defendido que la diversidad de tradiciones propias, religiosas y culturales, relativas al matrimonio y a la familia no puede ser ignorada.
A su juicio, tampoco puede olvidarse el alejamiento "cada vez más rupturista" de las modas y de las leyes europeas actuales en relación a la institución matrimonial y familiar y a la tradición cristiana del matrimonio y de la familia.
El cardenal ha citado una reflexión del Papa Benedicto XVI: "Estamos ante un fenómeno social que marca época, que requiere una fuerte clarividencia política de cooperación internacional para afrontarlo debidamente".
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