miércoles, 19 de noviembre de 2025

El 48% de las personas que viven de alquiler en la Comunitat Valenciana tiene riesgo de pobreza, según Cáritas y FOESSA


VALENCIA.- El 48,3 por ciento de las personas que viven de alquiler en la Comunitat Valenciana se encuentra en riesgo de pobreza y la vivienda, sumada a unos salarios insuficientes, se ha transformado en el "epicentro de la desigualdad".

Esta es una de las principales conclusiones del Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en la Comunitat Valenciana que han presentado este miércoles la miembro del equipo técnico de Fundación FOESSA Marina Sánchez-Sierra Ramos; la referente de FOESSA del informe, María Moscardó, y el presidente de Cáritas Comunitat Valenciana, Víctor Mellado.

El informe describe "un proceso de fragmentación social con una clase media en retroceso y el desplazamiento de muchas familias hacia estratos inferiores", ha detallado Marina Sánchez-Sierra. Se observa "un retroceso de las situaciones más favorables, las de integración plena, y un aumento de la precariedad".

El noveno FOESSA revela que la Comunitat Valenciana presenta unos niveles de desigualdad similares a los de España, "que a pesar del crecimiento económico mantiene una de las tasas de desigualdad más elevadas de Europa".

 "El actual contexto socioeconómico no logra recuperar los niveles de bienestar alcanzados en 2018, lo que evidencia un ensanchamiento del espacio de la vulnerabilidad social", ha expuesto.

En concreto, una de cada cinco familias de la Comunitat Valenciana vive en exclusión social y en 2024, alrededor de 1,3 millones de personas están en riesgo de pobreza, un 24% de la población, por encima del 19% nacional.

 "El hecho de que la incidencia apenas haya variado en los últimos seis años nos indica que se han cronificado los procesos de exclusión social", ha comentado la experta.

El informe se basa en distintos indicadores sobre la situación de familias encuestadas y apunta a que la integración precaria se amplía respecto a 2018 del 32% al 37% y se reduce el espacio de la integración plena --sin ningún indicador de pobreza o exclusión-- del 51% al 44%.

Cuatro de cada diez personas no pueden afrontar gastos imprevistos y el 16% de la población declara no poder participar con regularidad en actividades de ocio. 

Además, se multiplica por cuatro la población que no puede permitirse mantener su casa a una temperatura adecuada, en torno al 18%, y se duplican las familias que tienen retrasos en pagos relacionados con la vivienda, en torno al 16%.

Según FOESSA y Cáritas, "la exclusión social en la Comunitat Valenciana funciona sobre dos motores principales que se retroalimentan: la vivienda y el empleo. La vivienda expulsa del territorio y de una vivienda digna, a la vez que el empleo ha perdido su capacidad para rescatarnos de esa expulsión".

Sánchez-Sierra ha expuesto que entre 2018 y 2024 el índice de precios a la vivienda subió un 85% en la Comunitat Valenciana y el precio del alquiler "se ha duplicado" desde 2025, "muy lejos" del incremento de los salarios" . 

Ha recordado que el mapa de precios sitúa el punto caliente en Valencia, seguida por Alicante ciudad.

El resultado es que 1,2 millones de personas tienen dificultades en el ámbito de la vivienda. 367.000 hogares de la Comunitat Valenciana dedican tantos recursos al pago de la vivienda y los suministros que una vez pagados se quedan por debajo del umbral de la pobreza severa. 

Además, 400.000 personas residen en una vivienda insegura por inestabilidad en la tenencia y 410.000 personas en una vivienda inadecuada con problemas de habitabilidad, insalubridad o hacinamiento. Las entidades alertas que cada vez hay más familias habitando en una misma habitación alquilada.

El informe advierte también que más de 38.500 personas no disponen de un sistema de evacuación de aguas residuales en la vivienda y más de 19.000 personas viven sin agua caliente.

"Esta realidad golpea con más fuerza a los hogares en situación de pobreza y a aquellos encabezados por personas menores de 45 años. La vivienda es el cuello de botella de la integración social en la Comunitat Valenciana y, ahora más que nunca, un derecho que debería convertirse en un pilar del estado de bienestar. Para ello, es crucial superar las medidas paliativas y adoptar una estrategia estable que priorice el derecho a la vivienda sobre su valor de mercado. Sin una política de vivienda seria, la mejora económica no se traduce en integración social", ha defendido.

Por otro lado, entre 2018 y 2024 el número de personas ocupadas se ha incrementado en la Comunitat Valenciana casi un 15% y el sueldo medio ha crecido un 16% entre 2017 y 2023, pero aunque los salarios han subido, las familias "no han ganado apenas poder de compra". 

"Con la inflación y el coste de la vivienda disparados, esta mejora se queda muy corta", ha explicado Sánchez-Sierra.

Además, la precariedad no desaparece y el 14% de los hogares valencianos están afectados por problemas de exclusión en el empleo, como inestabilidad laboral grave o parcialidad involuntaria. El informe estima que 126.000 hogares valencianos tienen a todos sus miembros activos en desempleo.

Asimismo, el 10,5% de las personas que trabajan se encuentra en exclusión social y el informe calcula que existen 120.000 personas que tienen un empleo de exclusión (venta a domicilio, ambulante, temporeros, reparto de propaganda, empleadas del hogar no cualificadas y otros trabajos).

Por su parte, Marina Moscaró ha explicado que el informe que las personas extranjeras enfrentan tasas de exclusión social dos veces superiores a las personas de nacionalidad o procedencia española. El 45,5% de los extranjeros se encuentra en exclusión social.

La infancia y la juventud configuran el segundo condicionante de la vulnerabilidad. La tasa de exclusión entre menores de 18 años es casi cuatro veces superior a la de las personas de 65 años y los hogares con menores de edad suponen el 63% de toda la población excluida de la comunidad valenciana. Esto sugiere que "el sobrecoste en etapas de crianza tensa los presupuestos y eleva los riesgos".

Asimismo, la vulnerabilidad afecta más a los jóvenes, con una tasa de paro del 20%.

 "La fuerte presencia de inestabilidad laboral entre la juventud reduce la capacidad de ahorro y emancipación. Además, una vivienda encarecida y precaria actúa como embudo", ha explicado María.

El tercer condicionante es el género: "La exclusión afecta al 29% de la población en hogares encabezados por una mujer, frente al 18% de hogares cuando el sustentador principal es un hombre".

Para Cáritas y FOASSA, "seguir con las mismas políticas y valores nos conduce al colapso social y ecológico".

 Frente a ello, proponen "construir un nuevo pacto social que ponga la vida en el centro, combata la desigualdad y promueva una ciudadanía inclusiva e intercultural".

Los representantes de ambas entidades han pedido abordar "de forma estructural la vivienda". En concreto, han reclamado ampliar el parque de alquiler social y generar mecanismos que permitan frenar subidas abusivas de precios.

 El presidente de Cáritas CV, preguntado por la limitación de los precios de alquiler, ha precisado que se necesita una "combinación de distintas políticas" en vivienda, y tener en cuenta factores como los costes de construcción. 

"Tenemos que ser más creativos en pensar en cómo mejoramos la oferta", ha dicho.

También han apostado por una "tolerancia cero a la precariedad" y, en términos de fiscalidad, han abogado por "más capacidad recaudatoria y progresividad real". 

Para la población migrante, han defendido "un sistema de acogida digno y estable, con itinerarios más allá de lo laboral", y "agilizar los procesos de regularización para reducir la irregularidad y así garantizar derechos".

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