domingo, 22 de noviembre de 2009

Los católicos proponen invadir la política "para acabar con la corrupción"

MADRID.- La receta para acabar con la corrupción no es otra que ser buen católico. Este discurso, que trasciende de las palabras de algunos miembros del Partido Popular, pertenece a la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), según revela 'Público'.


Aseguran que ante los casos de corrupción en el panorama político español, resulta "imperiosamente necesaria" la presencia de los católicos en la política, entendida ésta como "la actividad orientada para la consecución del bien común". Definen a los políticos actuales como actores "pasivos" de una sociedad que sufre de "anemia moral".

Ayer mismo, el diputado conservador, Manuel Pizarro, seguía esta misma línea al asegurar que hay que hacer "las cosas como Dios manda", y que con eso, es suficiente. Una receta mágica para acabar con la corrupción, que azota con especial gravedad en los últimos meses a miembros del Partido Popular, a raíz del conocido caso Gürtel. Mientras, su líder, Mariano Rajoy proponía medidas para combatir esta lacra. Unas normas, que para empezar, no cumple su partido .

Reivindicando de este modo su papel activo en la política, advierten que la libertad de conciencia, la libertad religiosa, la ideológica, la educativa son objeto de preocupantes vulneraciones". Matizan, eso sí, que la exigencias "no son distintas" para católicos y no católicos.

Sin embargo, ensalzan la capacidad balsámica de la fe, que "le proporciona al creyente especial luz para percibirlas con toda claridad y la gracia, especial fuerza para cumplirlas". Todo este recetario se encuentra en el manifiesto de la asociación, perla de la clausura del XI Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Fundación Universitaria San Pablo CEU.
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Los propagandistas señalan que "no basta" con denunciar la corrupción política, si cada uno no asume la "responsabilidad moral que le corresponde" de hacer que toda la actividad política esté orientada a la consecución del bien común. Advierten, además, de que la presencia de los católicos en esta esfera será "verdaderamente eficaz" cuando "ellos y la comunidad a la que pertenecen estén poseídos por la convicción de la fuerza política del amor".

Por todo ello, proclaman con "urgencia" la actuación de "todos y cada uno para regenerar la moral y, democráticamente, la vida y las instituciones políticas", al tiempo que reiteran su disposición a dialogar con quienes, desde sus diversas opciones religiosas e ideológicas, "están comprometidos en la lucha contra la corrupción política". y reconocen en las personas "el principio, sujeto y fin de todas las instituciones".

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